Un árbol del barrio de la Vileta no pudo resistir la fuerza del viento. Foto: S. AMENGUAL.

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JAVIER JIMÉNEZ/RUIZ COLLADO Por tierra, mar y aire las Illes Balears sufrieron ayer las consecuencias del temporal de viento que desde el domingo por la tarde azota el archipiélago con especial virulencia.

En Mallorca los servicios de emergencia estuvieron en estado de alerta desde que Protección Civil anunció la llegada de rachas de viento de hasta 90 kilómetros por hora. Diez comunidades autónomas permanecieron durante todo el día en alerta, hasta que el dispositivo se desactivó en ocho de ellas. Sólo Balears y Girona continuaron con las medidas de precaución a causa de la inestabilidad atmosférica.

La situación en Palma, sobre todo en la noche del domingo, fue compleja. La Policía Local y el Cos de Bombers realizaron continuas salidas, para retirar ramas de árboles, carteles y toldos. En el resto de la Isla el viento también se dejó notar. Los bomberos del CIM actuaron en Calvià, Marratxí, Sóller y otras localidades como Santanyí, en un donde un incendio localizado en un vertedero cobró importantes dimensiones reavivadas por las fuertes rachas. El Buquebus que salió a las 20.00 horas, y que enlaza Palma con Barcelona, se vio obligado a regresar al Port de Palma. La siguiente salida, la de las 11.00 horas de ayer, quedó cancelada. Los 60 pasajeros afectados fueron recolocados en hoteles. Las embarcaciones de la compañía Trasmediterránea consiguieron hacerse a la mar, pero sufrieron retrasos sobre el horario previsto. Lo mismo ocurrió con las navieras. Las olas superaron los 7 metros de altura.