Elizabeth Homberg. | M. À. Cañellas

Elizabeth Homberg (Carolina del Sur, 1957), fundó en 2005 la Fundación RANA, una entidad sin ánimo de lucro que tiene como objetivo prevenir el maltrato y el abuso sexual infantil, a través de actividades de sensibilización, educación y trabajo en red. Durante todos estos años de dedicación y preocupación, el equipo de la fundación ha dado voz a los niños, niñas y jóvenes que sufren en silencio violencia. La Fundación ha sido premiada por el Siurell de Plata 2023 de Ultima Hora al Valor Ético y Social.

¿Qué representa para ustedes recibir el reconocimiento del Siurell de Plata 2023?
— Este reconocimiento ha removido nuestros corazones. El Grup Serra y este diario nos han apoyado desde los inicios, desde dar difusión a nuestras campañas hasta publicar nuestros informes y estudios. De repente, cuando me comunicaron que habíamos ganado el Siurell de Plata 2023 grité de la alegría. Es un premio de nivel, basado en los valores de nuestro trabajo. Sin duda, no tengo palabras y para todos nosotros es un auténtico honor.

¿Cómo recuerda los inicios de RANA?
— Los inicios no fueron fáciles. Creamos la fundación en 2005. Vivía entre Alemania y Mallorca. Tenía experiencia en este tema porque desde el año 2000 formo parte de la organización americana Darkness to light, que trabaja para la erradicación del abuso y maltrato infantil. Es un tema que, desde el principio, me ha removido. Porque yo también soy víctima de abuso sexual infantil. Cuando llegué a Balears, vi que no existían en ese momento protocolos. Pensé en replicar la organización americana en algo local. RANA significa Red de Ayuda a Niños Abusados. Costó mucho tiempo crear una red entre instituciones, entidades y colegios. En 2009 se dio el primer paso y en Balears se creó el primer protocolo de actuación para actuar ante casos de menores.

Fueron una entidad pionera en la prevención del maltrato y el abuso sexual infantil.
— Nunca podríamos decir que tomamos crédito por algo así, pero sí puedo decir que, una vez formamos RANA, el primer acto que hicimos fue una mesa de trabajo en la que participaron 35 representantes de organizaciones comoSave The Children, el Govern, el Consell, el Ajuntament de Palma, la Policía Nacional, la Guardia Civil, centros educativos y sanitarios. En esa mesa hablamos de un tema muy particular: el abuso sexual infantil. En 2006, una menor abusada no contaba con pruebas forenses. Había deficiencias en el sistema público. Alos dos años todo cambió. Trabajamos con ese grupo de representantes y se presentaron los primeros protocolos.

¿Qué objetivos busca hoy en día la Fundación?
— Prevenir el maltrato y el abuso sexual infantil. Hay que recordar que no hay un perfil concreto de abusador y que el 75 % de los casos ocurren dentro del entorno familiar. Por ello, incidimos en informar a las familias y alertar a los menores de qué es un abuso. Solo uno de cada diez niños verbalizará que es víctima. La mayoría de ellos se callan. Por eso, nuestro equipo trabaja mucho en las escuelas y por etapas. Tenemos tres programas para niños de 4 a 5 años, de 6 a 11 y de 12 a 16 años. Es necesario que en las escuelas se hable de ello abiertamente y, sobre todo, es necesario escuchar a los menores.

¿Cuál es la situación en la Isla con respecto a los casos?
— En Mallorca, como en cualquier lugar del mundo, hay más casos de abuso sexual infantil de los que nos imaginamos. La mayoría se esconden en los hogares familiares.

¿Cree que la gente está concienciada?
— Sin duda. Lo vemos sobre todo cuando realizamos campañas en la calle. En una ocasión, hicimos una performance con niños y niñas. Aparecían amordazados y con máscaras para llamar la atención. Con las campañas, observamos un aumento de llamadas. Funcionan porque hacemos ruido. Pero por supuesto, ha sido fundamental formar a los educadores a la hora de detectar los casos y saber cómo actuar. Cuando se detecta un abuso sexual infantil, se pueden salvar a próximas víctimas.