El Ayuntamiento de Marratxí se gasta el dinero en poner unas señales, que ni los ciclistas respetan, ni los policías de Marratxí hacen cumplir ya que pasan y nunca se paran ni tan siquiera para reprender a los infractores. La consecuencia es que campan a sus anchas e incluso se atreven a increpar a los viandantes para que les dejen paso.