El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba ejerciendo su apostolado internacional en el Foro de Davos, del cual seguro que ha regresado contento, mientras el Congreso rechazaba dos decretos ley de enorme trascendencia. La derrota ha afectado a la subida de las pensiones, la gratuidad del transporte público o importantes medidas fiscales. Lo ocurrido pone en evidencia la enorme debilidad del Gobierno, uno de cuyos socios -Junts- ha decidido salirse de la ecuación por la que Sánchez siguió en La Moncloa tras los comicios de julio de 2023. El partido de Carles Puigdemont deja en minoría al bloque progresista y provoca una situación que en términos democráticos es insostenible; aspecto que, resulta ocioso destacarlo, le importa un bledo a Sánchez y sus conmilitones.
Convencido estoy de que más pronto que tarde Sánchez dará instrucciones para que los doce millones de pensionistas españoles no vean mermadas sus expectativas económicas para este año, aunque tratará de estirar al máximo la tesis de que todo es culpa del PP. Calla a sabiendas que lo ocurrido es responsabilidad de una falta de acuerdo con Puchi y de plantear un trágala parlamentario que no han aceptado ni Núñez Feijóo ni Abascal.
Da la impresión de que Sánchez es ya el único que no se cree su propio relato y por eso evita desatascar el colapso del Gobierno, cuyas normas encallan cada vez con más frecuencia en la carrera de San Jerónimo. Evitar a toda costa un adelanto electoral es ya la principal misión del PSOE, aunque ello suponga prolongar una legislatura que comenzó a agonizar desde el primer día de su andadura. Hay pánico a las urnas, aunque la situación ya no tiene otra salida en términos democráticos.
Los argumentos que permitieron conservar el poder a la izquierda en 2023 se intuye que ya no son tan útiles como entonces, la ultraderecha no deja de crecer en España según las encuestas, y pronto se verá qué pasa en Alemania y Francia. Ante este panorama la opción preferida de Sánchez es dejar pasar el tiempo, ¿hasta cuándo? El Gobierno no puede gobernar, sólo queda mantenerse en el poder a cualquier precio.
A pesar de las proclamas de su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, no está tan claro que adelantar las elecciones generales beneficie al PP. Los conservadores no tienen otro asidero que Vox para llegar al Gobierno, apenas quedan otros comodines una vez queda descartado el del PNV. Otro error de Feijóo.
Vaya presidenta
El mensaje en las redes sociales de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en el que responsabilizada al PP en exclusiva de la derrota gubernamental con su decreto ómnibus confirma que su futuro político está en Balears; aunque ello suponga poner en entredicho la supuesta ecuanimidad del cargo que ocupa como tercera autoridad del Estado. El paso por Madrid, al menos por el momento, tiene un claro billete de vuelta.
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