La puesta en marcha, ya efectiva, de un centro de acogida para menores migrantes en nuestro municipio ha generado un intenso debate entre los vecinos de Calvià vila. La experiencia vivida en otros lugares, y la inaceptable gestión del tema llevada a cabo por el presidente del IMAS, Guillermo Sánchez, han provocado que el equipo de gobierno municipal, que tengo el honor de encabezar, haya mostrado su sorpresa e indignación con la institución insular.
Ante todo, como alcalde de Calvià, quiero subrayar que no existe, ni entre la mayoría de vecinos ni en el propio Ayuntamiento, ningún sentimiento racista o xenófobo hacia unos menores que necesitan, dada la situación, un lugar de acogida. La política migratoria del Gobierno que dirige Pedro Sánchez ha generado una situación caótica que no hace más que perjudicar a las personas que siguen llegando sin cesar a nuestras costas. En este sentido, el empeño del ministro Marlaska en negar la existencia de una ruta consolidada que une Argelia con Baleares no hace sino que echar leña al fuego de la incompetencia por parte del gobierno socialista.
Asumida esa realidad que ha generado el PSOE a nivel nacional, entiendo por responsabilidad y sentido del deber el gran esfuerzo que entidades como el IMAS llevan a cabo para reestructurar las vidas de los jóvenes que llegan desde África a las Islas.
El malestar que mostramos desde Calvià por la apertura del nuevo centro no se focaliza, para nada, en señalar a esos chavales, víctimas de una desgraciada situación, sino en el flagrante incumplimiento de la palabra dada por parte del señor Guillermo Sánchez, y en la legítima inquietud que ello genera entre nuestros vecinos, que son finalmente a quienes nos debemos como equipo de gobierno municipal.
Buena parte de esos calvianers mostraron en Asamblea su oposición a la apertura de un centro ubicado en el mismo núcleo urbano. Un lugar que, según explicaron desde el IMAS, estaría integrado solo por chicas, perfil que, a las primeras de cambio, ya no ha sido respetado por el propio IMAS.
Es cierto que existen otros muchos centros de acogida en la isla. Pero también es verdad que gran parte de ellos están situados en zonas rurales y que han sido activados como se debe hacer: con máxima discreción. En Calvià, en cambio, la publicación de una oferta de empleo a través de internet para trabajar en el propio centro, provocó que desde hace meses se pusiera ya el foco en su ubicación. Algo que, obviamente, perjudica a los menores, y que en el caso del antiguo polvorín de Inca acabó provocando que se retrocediera en los planes del IMAS para instalar allí un centro similar. Fue un gesto coherente que, sin embargo, no se ha aplicado de la misma forma en el caso de nuestro municipio.
Desde Calvià, por tanto, seguiremos insistiendo en nuestra voluntad de que se utilicen esas mismas instalaciones para otras cuestiones de carácter social y solidario. Y exigimos al IMAS que dé marcha atrás en la apertura de un centro que solo causará preocupación entre los vecinos, y una estigmatización injusta para quienes no tienen más remedio que empezar, lejos de sus familias, una nueva vida.
1 comentario
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Este sr. Es incomprensible. Haces 2 meses,quería menas y dijo estar avergonzado de sus socios, y ahora tira a matar contra El presidente imas, Ambos pperos. Vivir para ver. Ahora en el pp se matan entre ellos. Menudo gallinero.