Saben aquel que diu: «Se cruzan dos mallorquines por la calle y uno le dice al otro:
- Uep! Com anam? Va bé?
- Y el otro responde: Va bé!»
Dentro de poco este podría llegar a postularse como un chiste malo o como una expresión fósil de lo que fue Mallorca tiempo atrás. Pregunta trampa: ¿En qué parte de Mallorca [aún] se oyen estas frases hechas, y en que otra parte no? Respuesta: depende del momento y del lugar del impacto turístico. Aunque cada vez menos. La balanza migratoria de Baleares cambió radicalmente a partir del primer boom turístico.
Baleares pasó de ser una tierra emigrante a una tierra inmigrante. Peninsulares y algunos pocos extranjeros europeos fueron los primeros contingentes en mezclarse sistemáticamente entre ellos y también con los autóctonos. Con las décadas y con el incremento de la intensidad turística los contingentes forasteros y el mestizaje se multiplicó hasta tal punto que a día de hoy pesan más que los locales de ocho apellidos autóctonos.
Esta es una foto rápida y simplificada de la composición social actual de Baleares. Por lo que si alguien está interesado en conocer la opinión de la población residente debe andar con cuidado al usar términos que inocentemente pueden parecer sinónimos pero que no lo son. Para el caso de Mallorca: ¿Entendemos lo mismo si hablamos de la población autóctona, de la población local, de la población residente, o de los mallorquines? No. Cada uno tiene sus matices. Y el común denominador radica en el número de apellidos mallorquines que tenga cada uno y en el sentimiento de enraizamiento a la tierra de acogida. Porque ni todos los mallorquines están enraizados, ni todos los que tienen total o parcialmente apellidos alóctonos están desenraizados. No obstante, si se quiere alcanzar a todos los que habitan en Baleares, lo más riguroso es usar el término residente.
¿Y qué interés nos puede suscitar esta cuestión? Mucha si queremos tener una valoración sincera y bien hecha de lo que piensan las personas que habitan las Baleares. Si se quiere construir un futuro de consenso mínimamente viable, ineludiblemente hay que pasar por un proceso de consulta social que vaya de abajo hasta arriba. Hasta la fecha todos los estudios, planes estratégicos, acuerdos sectoriales o gubernamentales, se han hecho al revés: procesos de arriba a abajo. Porque es más rápido, más sencillo, y entraña menos problemas de ejecución. Aunque se demuestra que también entraña menor efectividad. De esta forma un pacto de país será difícil de conseguir.
El futuro territorial y económico de Baleares nunca había estado en la palestra como lo está ahora. Hay sectores de la población, y algunas voces concretas, que llevan tiempo clamando por ello. Hay algunos movimientos sociales que han demostrado gran capacidad de movilización.
Y si uno se detiene a hablar y escuchar a la gente hay un repertorio de preocupaciones que va de Fornells a Formentera, y de Maó a Sant Josep de sa Talaia: los impuestos, la tierra, los servicios sanitarios, la vivienda, la construcción, las empresas, los funcionarios… y naturalmente la dependencia del turismo, aunque el 42 % de los residentes está a favor de la misma, según ‘Turisme o no turisme? La visió del resident 2023-24’ de Homo Turisticus.
Dentro de quince días hablaremos de las claves y conflictos que empiezan a suscitar los primeros resultados de esta investigación sobre la Mallorca deseada por los residentes en base a 900 encuestas, resultados que pueden consultarse abiertamente en homoturisticus.info.
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