Noviembre o la imposible reconciliación
17/11/24 4:00
No me gusta noviembre. No debería ser así porque en este mes nacieron mi hija y mi nieto mayor. También un 14-N me casé por segunda vez con mi santa. Fue en Efrad, donde el rey David pastoreaba sus rebaños, a siete kilómetros de Jerusalén. Debería encantarme este mes y sin embargo, desde siempre, viene causándome desazón y angustia, amén de –solo a veces– un pastoso hastío. Aborrezco sus tardes cortas, que precipitan la dulce hora de la siesta hacia las profundidades de las tinieblas. Esas horas vespertinas oscuras, mojadas, la triste soledad de los pueblos, esos atardeceres cansinos que incitan a la melancolía. Y si, encima, tienes cita con el médico o el dentista ya ni les cuento.
También en Opinión
- «Te quiero pero no funciona»: un psicólogo explica porque los hombres viven en el siglo XX y las mujeres en el XXI
- «Los anestesiólogos estamos preocupados por el consumo de fentanilo, especialmente, ante la llegada de la temporada turística»
- La madre de la menor desaparecida desde verano en Palma: «Le diría que vuelva, que aquí tiene a su familia para lo que necesite»
- Los okupas de la escoleta de Son Oliva: «No somos mala gente, si nos tenemos que ir entregaremos las llaves»
- Los nutricionistas avisan: «Un niño de 3 a 4 años no debería tomar más de un yogur de soja cada 63 días»
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.