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Quizá yo habría sido una buena bordadora china del siglo VIII, durante la dinastía Tang, porque lo cierto es que lo bordo y trabajo como un chino. Es decir, como una china muy antigua. No es que tenga especial afición a las vacaciones, lo que ocurre es cada año por estas fechas, con la precisión de un reloj de arena, me invade la desidia y una galbana incapacitante, signo de que estoy hecho un guiñapo de pies a cabeza y no es decoroso mostrarse en público en tales condiciones. Como además hay ahora tanta gente en todas partes, estoy seguro de que hasta agradecerán que me ausente lo que queda de agosto. En serio, tengo mucho que descansar y no por auténtica necesidad, por vicio. Por la desidia a la que hacía referencia. Me di cuenta hace ya un mes, al ver que en lugar de limón usaba lima, que es como un limón lánguido y exhausto y además estaba dejando de cocinar por abulia y languidez de espíritu. Porque si cocinas como dios manda, te quemas el dorso de las manos y hasta el antebrazo y eso que siempre me dio igual, pero de pronto se me hizo una montaña. Prefiero cualquier cosa que haya en el frigorífico o un rápido bocadillo y ya cocinaré en otoño.

A estos graves signos de desfallecimiento y haraganería, se unieron fantasías de batir todos los récords de inactividad (y los míos en agosto son casi imbatibles) cuando al fin pudiera tomarme vacaciones y olvidar no solo cualquier trabajo, sino hasta mis gustos, mis manías y mis opiniones. Es decir, no solo permanecer cuatro semanas en casa sin hacer nada de nada, como de costumbre, sino hacerlo amodorrado como un capullo de gusano de seda. Por pereza, por negligencia, por pura vagancia. Invernando en verano, si se puede decir así. ¿Por qué no? Numerosos animales, algunos no tan listos como yo (hay unas ranas que…) hacen eso cada invierno y tan campantes. Se aletargan, se desconectan de verdad, se dejan ir, dormitan, se amodorran como benditos. Desidia biológica total. ¿Por qué no voy a invernar en agosto? Sería como apagarme y volverme a encender, remedio para todo de los informáticos. En fin, no sé si lo lograré, pero me voy a poner a ello tan pronto añada cinco palabras más. Y disculpen que me ausente.