TW
0

Me dirijo a la comunidad universitaria, a las autoridades pertinentes y a la opinión pública en general para expresar mi más enérgica condena por los hechos deplorables ocurridos recientemente en el campus de la Universidad de las Islas Baleares. Un grupúsculo de individuos, portadores de ideologías fascistas y totalmente ajenos a los principios básicos de la convivencia democrática, protagonizó un acto de violencia y amenazas que pone en peligro la integridad y la seguridad de nuestra comunidad universitaria.

Estos individuos irrumpieron violentamente en el campus donde un grupo de estudiantes se encontraba acampado en solidaridad con el pueblo palestino. Los agresores no solo insultaron y amenazaron a los estudiantes, sino que también generaron una situación de extrema peligrosidad. Este tipo de comportamiento es inaceptable y debe ser rechazado con la máxima firmeza por todas las instancias de la sociedad.

Las ideologías fascistas representan una amenaza directa a los valores democráticos que sustentan nuestra sociedad. Promueven la intolerancia, el odio y la violencia, buscando suprimir cualquier forma de disidencia o expresión libre. La convivencia pacífica, la diversidad y el respeto mutuo son pilares fundamentales de cualquier comunidad democrática, y estos principios se ven gravemente amenazados por la presencia y actuación de individuos que abrazan estas ideologías retrógradas. Es nuestra responsabilidad colectiva rechazar y combatir estos comportamientos para preservar el ambiente de paz y cordialidad que debe imperar en todas las instituciones educativas y en la sociedad en general.

Es particularmente alarmante que estos energúmenos sean reconocidos como destacados componentes de una facción de aficionados del Real Club Deportivo Mallorca. Durante los actos vandálicos, la mayoría de ellos llevaba vestimenta identificativa del Real Mallorca, lo que no solo ensucia el nombre del club, sino que también lo vincula a comportamientos antidemocráticos y violentos. Es imperativo que el club tome medidas inmediatas y ejemplares para desvincularse de estos individuos y de cualquier tipo de comportamiento que promueva la violencia o la intolerancia.

Exijo al Real Club Deportivo Mallorca que actúe de manera inmediata y con la máxima severidad posible. Es imperativo que estas personas sean expulsadas inmediatamente del club y que se emita una condena firme y enérgica de los hechos ocurridos. El Real Mallorca debe dejar claro que no tolera ni tolerará comportamientos violentos, fascistas o de cualquier índole que atenten contra la convivencia pacífica y los valores democráticos. Este tipo de acción no solo protegerá la reputación del club, sino que también enviará un mensaje claro de que el deporte debe ser un espacio de unión, respeto y juego limpio, alejado de cualquier tipo de violencia o ideología extremista.

Reitero mi solidaridad con los estudiantes agredidos y mi compromiso inquebrantable con la defensa de una universidad libre de violencia, donde prevalezcan el respeto, la diversidad y la libertad de expresión. No podemos permitir que ideologías retrógradas y violentas tengan cabida en nuestra sociedad ni en nuestras instituciones educativas. Es esencial que la universidad sea un espacio seguro y acogedor para todos, donde las diferencias puedan expresarse y debatirse de manera constructiva y pacífica.

Hago un llamamiento a las autoridades para que tomen las medidas legales correspondientes contra los responsables de estos actos, y a toda la comunidad para que se mantenga unida y firme en la defensa de nuestros valores democráticos y de convivencia. Las instituciones deben trabajar de manera conjunta para erradicar cualquier vestigio de fascismo y violencia, promoviendo una cultura de paz, diálogo y respeto mutuo. Solo así podremos construir una sociedad más justa, inclusiva y democrática.