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Este verano se cumplirán cuarenta años del mayor éxito musical del grupo mallorquín Peor Impossible -sic-, la deliciosa canción Susurrando. Los inconfundibles acordes iniciales de una mandolina isleña nos introducían en un tema que nada tenía que envidiar a las mejores composiciones de La Movida, un movimiento contracultural que surgió y se desarrolló básicamente en Madrid, pero que también contó con las aportaciones de grandes artistas procedentes de toda España. En aquel lejano verano de 1984 los palmesanos éramos, por lo demás, tan modernos como los que más, pues podíamos ver por las calles de Ciutat a las mismas tribus urbanas que existían en las principales urbes europeas, como por ejemplo los mods, los rockers, los heavys o los siniestros. Incluso yo mismo era más o menos moderno, vestido siempre con ropa vaquera de saldo y con un pañuelo de cowboy anudado al cuello. Tenía entonces solo veinte años y soñaba con la posibilidad de poder hacer grandes cosas precisamente en esa década. Me imaginaba siendo tal vez guitarrista de un grupo de pop-rock, crítico de cine o incluso guionista y director, seguramente para escapar de mi realidad y de la de mi familia, que eran extremadamente duras y difíciles en aquella época. A mediados de los ochenta, vivíamos en el barrio chino, éramos pobres y no teníamos ninguna perspectiva de futuro a corto y medio plazo. Aun así, por suerte tuvimos siempre la grata compañía de la música, incluida la de aquella gran banda mallorquina que nos alegraba las mañanas, las tardes y las noches bailando, sonriendo y susurrando.