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Unos cuantos son ya los años en los que no me acerco yo a la llamada feria de abril, lugar al que en mi caso particular ibas de adolescente a montarte en atracciones con los amigos, a beber si tenías la edad para ello, a intentar conseguir un peluche para la novia (si la tenías), o a intentar conseguir una novia para ti mismo (si no la tenías). Pero hete aquí que una amiga oriunda de la Feria de Abril original (esto es, la sevillana), versada ella en los usos y costumbres de semejante jolgorio, ha tenido a bien informarme este año de una costumbre amorosa de por aquellos lares que es conocida nada menos que como ‘la postura de la lechuga’. ¿Y en qué consiste el asunto? Pues en el hecho de que, portando las féminas que visitan el evento esa habitual bata de cola tan holgada por su parte inferior, situarse para realizar la más común de las posturas amorosas con un compañero de sexo masculino de tal forma que ese vuelo de esa bata se levante para dejar expuestas las zonas íntimas y al mismo tiempo cubra púdicamente el rostro de la interesada, envolviéndola así como si de una lechuga se tratase. Y al parecer, trátase el tema de que de ese modo nadie podrá reconocer a la moza ejecutada aunque ejecute el lance en lugar no demasiado discreto, quedando así su honra a salvo al tiempo que obtiene el deseado beneficio… mientras que por lo visto, al mancebo no hay forma humana de ocultarle, y ese es ya un problema del todo suyo (y muy suyo). Desde luego, nunca es tarde para aprender conocimientos culturales del todo interesantes…