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Este próximo domingo se celebra el Día Mundial de la Creatividad, concebido por la ONU para impulsar, propiciar y apoyar la innovación.

Pero la irrupción y el impacto de la inteligencia artificial cuestionan la inventiva, la imaginación y el ingenio. ¿Constituye la IA una amenaza para la inspiración? Cuando posibilita la composición de canciones y permite escribir novelas y poemas. Una de las cuestiones a debatir consiste en la calidad, la consistencia y la coherencia de estos textos que no son falsos, pero carecen de alma y naturaleza humanas.

Dall-e, un sistema de algoritmos de OpenAI, expande las obras de arte más allá de como siempre las hemos conocido. Por ejemplo, recrear el paisaje que pudo existir detrás de la Mona Lisa, que únicamente conoció o imaginó Leonardo. También podemos ampliar las dimensiones del Guernica con otras figuras y escenas, distintas a las dibujadas por Picasso. Así nos adentramos en el proceloso ámbito donde se confunden realidad y ficción.

De ahí las dudas que plantea la IA al interpelarnos sobre si superará la capacidad creativa del hombre, cuando está en los inicios y con infinitas posibilidades. Según un artículo publicado por ScienceDirect, la IA no puede generar ideas fundamentalmente nuevas por sí misma, al nutrirse de las aportaciones culturales y los recursos intelectuales generados durante generaciones.

Afirman los profesores de la UOC Enrique Baleriola y Diego Redolar que la IA es capaz de ayudarnos a crear nuevas ideas catalizando la creatividad humana. Todo consistirá en cómo utilizar y aplicar esta tecnología para que esté al servicio de la humanidad. Y constituya una oportunidad para el progreso y el avance científico, lo que exige ética y, naturalmente, estética.

El papa Francisco advierte que «el uso bélico de la IA es un gran motivo de preocupación». Si es una nueva arma, habremos fracasado.