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No he cometido ningún delito, pero sí quizás algunos errores y de ellos respondo. El cumplimiento estricto de la legalidad no puede ser un refugio para la duda sobre mi comportamiento ético o moral». ¿Quién se expresaba de esta manera tan rotunda? ¿Algún político actual? ¿Isabel Díaz Ayuso? ¿Francina Armengol?

No, fue Josep Borrell el 14 de mayo de 1999 al renunciar a ser el candidato del PSOE a las elecciones de 2000 debido al escándalo de sus excolaboradores en Hacienda, José María Huguet y Ernesto de Aguiar, investigados por la Fiscalía Anticorrupción por haber ocultado 470 millones de pesetas (cerca de 3 millones de euros) al Fisco. Aguiar fue exculpado durante la instrucción y Huguet fue condenado a 13 años de cárcel y a pagar una multa de 6 millones de euros.

Hay muchas acciones que son legales pero que éticamente no son aceptables. Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno, puede ganarse la vida como quiera pero no ayudando a conseguir subvenciones públicas a ciertas empresas. Distingamos claramente lo privado de lo público. Si ella se define como ‘Fundraiser’ (conseguidora de fondos) puede hacerlo, con algunos reparos, en el sector privado, pero nunca en el sector público. Le está vedado porque su simple firma o apoyo a una propuesta puede inducir al error a quien tiene que tomar la decisión de adjudicar fondos.

No, la esposa del presidente del Gobierno no puede firmar cartas de apoyo a empresas que aspiran a obtener dinero del Estado. No es una cuestión de apariencias como la mujer del César. Es una cuestión ética, una cuestión de decencia.

Como tampoco puede Begoña Gómez tener reuniones secretas (¿por qué secretas?) con directivos de Air Europa. ¿Era un secreto que estuviese Begoña Gómez en la reunión o era una reunión secreta en cualquier caso? Y volvemos al principio. ¿Tenía obligación legal Pedro Sánchez de abstenerse en la reunión del Consejo de Ministros que acordó una ayuda a Air Europa? Pues posiblemente no, pero la rectitud y la integridad deberían formar parte del código de conducta y de la moralidad de un responsable político de ese nivel.

Sí, estoy pidiendo peras al olmo. Sobre todo, al referirme a alguien que convirtió la inconstitucionalidad de una ley de amnistía en algo deseable y perfectamente constitucional simplemente por necesidad de supervivencia en el gobierno. Amnistía = 7 votos.

No es posible imaginar que Begoña Gómez ocultaba a su marido sus actividades profesionales ni pensar que no fuera consciente del terreno resbaladizo que pisaba. Un comportamiento ético se atiene siempre a los valores y nunca a la conveniencia. La ocultación y el engaño no son criterios aceptables. Como dijo el profesor Valverde hace muchos años «no hay estética sin ética».