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Tengo una foto ante mi. Tomada en 2009, me llega hoy por casualidad. Descubro la imagen de Jeroni Albertí y junto a él a compañeros que coincidimos en la transición política, tratando de ser activistas de la restauración democrática. Desde entonces, en que salimos a la palestra, acostumbrábamos a reunirnos, olvidando diferencias y desencuentros.

En estas horas el más significativo es Albertí, dada la cercanía de su fallecimiento y el papel sobresaliente con que vivió la Transición. Le conocí en 1977, ya fallecido Francisco Franco. Enviaron de gobernador provincial a Manuel Marín que, viendo los cambios que se avecinaban, una mañana en que presidía el Patronato de Estudios Universitarios nos dijo que las islas necesitarían a empresarios como Jeroni Albertí, por entonces recién nombrado vocal del Patronato, como presidente que ya era de ASIMA. Poco después se precipitaron los acontecimientos y Albertí pasó a encabezar el centro-derecha balear, dispuesto a encauzar el cambio político. Nunca le olvidaré, esgrimiendo la bandera mallorquina, desde la ventana gótica de la Almoina, tras una misa en la Catedral, con el aplauso continuado de los asistentes. Señoreaba el regionalismo que nunca habremos tenido.

Volviendo a la foto de referencia, vemos a su lado un Antonio Alemany antes de su calvario. Nunca llegaron a intimar. Alemany derivaría hacia la extrema derecha, mediante la creación de El día de Baleares y su apoyo a Coalición Democrática, cuya lista encabezó en las elecciones de 1979. Yo iba de segundo. Perdimos estrepitosamente. También en la foto vemos a José María Lafuente, muy mayor, pero que en 1977 estaba en plena actividad como abogado de prestigio y decano de la sección Delegada de Derecho. En ésta manejaba los hilos magistralmente, y esto que tanto su alumnado como su profesorado constituían una pléyade de rojos, con pasión e inteligencia sobresalientes.

En el centro de la foto aparece otro fallecido, Félix Pons, con aire animoso. Pienso que en absoluto añoraba su brillante pasado. Era, de todos los presentes, el más exitoso políticamente hablando, como ministro y presidente del Congreso. Nadie le podía echar en cara vileza alguna de su paso por la política. A los pocos meses un cáncer de páncreas se nos lo llevó inexorablemente, al igual que a otro presente, Francisco Medina, jefe de los servicios jurídicos del Estado en Baleares, el más joven de los presentes, y que, tras el fallecimiento de Lafuente, nos abandonaría, a punto de jubilarse, a sus 69 años.

Creo que los cinco personajes conforman un mosaico interesantísimo. ¿Políticos de oficio? Pues no. Unos profesionales de prestigio llamados ocasionalmente a la política, sin que esta ni el paso del tiempo les devorasen. En cualquier caso, como profesionales, bien del Derecho, de la comunicación o de la empresa fueron sobresalientes. ¿Les hizo daño la contaminante vileza política? Pues, en mayor o menor grado, sin duda alguna. A Antonio Alemany a quien más. A Jeroni Albertí lo medio arruinó, pero su notable personalidad le salvó en gran medida.

Con el paso de los años pido un diez para esta foto. Y dada mi inclinación al saber histórico, pediría que sepamos aprovechar su mensaje. Pese a ideas y caracteres tan opuestos, estos caballeros señorearon una época más que difícil del pasado reciente, se entendieron en lo esencial, y nos dejaron un ejemplo y una huella indelebles.