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Los futboleros suelen denostar a los delanteros más nefastos diciendo aquello de que se marcan solos, lo cual viene a explicar que no es necesario preocuparse de ellos porque ellos solitos se complican la vida. Vox en Baleares es en la política lo que esos delanteros al fútbol. Esta semana hemos presenciado un auténtico espectáculo de batallitas internas, en el partido a la derecha del PP, que solo Podemos podría mejorar. Es la senda lúgubre que lleva a la desaparición paulatina de los voxeros. Y usted ya sabe que soy muy malo prediciendo. Y lo peor, es que ni los que seguimos la crónica política diaria, somos capaces de distinguir los buenos de los malos, los críticos de los oficialistas, los que se van de los que se quedan, los que han echado o de los que han dado la patada. La nueva política se deshace por la derecha. Los extremos también se tocan. Venían a dar lecciones a los demás y al final su ingenuidad les corroe. La política no es como un cuartel. El poder va de abajo a arriba y no al revés, como en el ejército. La tropa política no obedece órdenes como los soldados ni se ponen en formación al grito de «Viva España». Y aunque parezca que a Prohens le han creado un problema, recuerde aquello de que ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’. Recupera fuerza la idea de Miquel Serra del adelanto electoral. Sánchez ya lo habría hecho.