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En un escenario político saturado de campañas ‘tiktokeras’ y batallas por la popularidad, Estados Unidos se encuentra en un momento crucial que reclama la seriedad que merece la nación. Quizás ha llegado el momento de reconocer que los auténticos candidatos no emergen de las figuras desgastadas que nos ofrece el mundo de la ‘FakePolitik’, representadas por Biden y Trump.

Las elecciones del próximo otoño no solo determinarán al habitante de la Casa Blanca, sino que marcaran la geopolítica internacional: cada movimiento político resonará en los conflictos más cruciales a nivel global.

Desde el conflicto entre Israel y Palestina hasta la guerra entre Rusia y Ucrania, y el contencioso entre China y Taiwán, los líderes mundiales meticulosamente miden cada paso. Cada decisión tomada en los próximos meses será estratégicamente calculada para ganar ventaja en estas delicadas situaciones.

Dos mujeres podrían cambiar el juego y ser el revulsivo que la política estadounidense necesita: La posibilidad de ver a una mujer asumir la presidencia se convierte en un desafío lleno de obstáculos, con un telón de fondo marcado por la complejidad del sistema electoral estadounidense. Las candidaturas femeninas se presentan como un hito que podría redefinir la historia política del país.

En la historia de Estados Unidos, solo en una ocasión un presidente electo no recibió la nominación de su partido para un segundo mandato. La candidata Marianne Williamson se destaca como uno de los desafíos demócratas que buscan frustrar la nominación de Biden, en medio de la caída en las encuestas para el actual presidente en ejercicio. Williamson aspira a unir a los progresistas, una fuerza en crecimiento dentro del partido.

En el otro extremo, la figura de Nikki Haley se presenta como una alternativa republicana. Aunque enfrenta un camino arduo, las encuestas no le quitan posibilidades de vencer a Joe Biden. Haley, hija de inmigrantes indios, rompe con la tradición al ser la primera mujer gobernadora de Carolina del Sur y la primera candidata no blanca en la historia del Partido Republicano. Su discurso, menos radical pero igualmente conservador, ofrece una opción para los votantes republicanos más moderados en un país cuya historia política ha estado mayormente gobernada por hombres.

A pesar de las diferencias, tanto Williamson como Haley enfrentan obstáculos significativos. No obstante, la posibilidad de que una mujer asuma la presidencia representa un paso crucial hacia la igualdad en la política estadounidense. A medida que avanzamos hacia las elecciones, el escenario político se erige como una arena donde las ideas, la experiencia y la visión de liderazgo trascienden las barreras tradicionales de género.

En este momento, cada elección no solo impacta a los ciudadanos estadounidenses, sino que tiene un efecto directo en la dirección de la geopolítica internacional. Los candidatos emergentes pueden convertirse en piezas clave en un juego político que determinará el curso de conflictos de gran envergadura. La trascendencia de estas elecciones va más allá de las fronteras nacionales y define el papel de Estados Unidos en el mundo.