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Cuando era niño, era habitual devolver los envases de vidrio usados a la tienda, lo que llamábamos «devolver los cascos». Las bebidas costaban un poco más, pero cuando retornabas las botellas vacías el tendero te daba una pequeña cantidad por cada una de ellas.

A principios de los años 80, las botellas de cristal comenzaron a lucir con estúpido orgullo en su etiqueta la inscripción «envase no retornable», es decir, que se tiraban a la basura sin más, como si ello fuera el culmen de la comodidad, modernidad y progreso. Recuerdo que ya entonces, hace más de 40 años, cuando ya había emergido la conciencia ecológica, me pareció un grave error (por entonces ni siquiera se separaba la basura para reciclar). Ahora, en Euzkadi van a poner en marcha, imitando a Berlín, un sistema de devolución de envases como el antiguo. Bien, muy bien. Es lo lógico, lo que nunca tenía que haber dejado de hacerse.

Como no me canso de repetir en esta columna, hace mucho que hemos rebasado los límites del planeta. Estamos en peligro. Por ejemplo, Cataluña está ahora mismo con la peor sequía de su historia, a punto de declarar el estado de emergencia, con algunos embalses por debajo incluso del 4 % de su capacidad y aviso de severas restricciones. Todos los estudios coinciden en que casi toda la península ibérica será el Sáhara a finales de siglo, con desertificación intensa en el valle del Guadalquivir y todo el Levante. Esta misma semana, un contenedor perdido por un buque llenó de pequeñas bolas de plástico la gallega ría de Noia, plásticos que acabarán en la tripa de los peces, y de ahí pasarán a la nuestra. Por desgracia, desastres como éstos, y muchos más en curso, están aquí para quedarse.

Ha hecho falta medio siglo para empezar a rectificar algo tan obvio como el sistema de envases de vidrio. La cuestión es que los problemas medioambientales no soportan esperas tan largas, requieren remedios urgentes, y con frecuencia las mejores soluciones no pasan por ultratecnologías, sino por remedios simples y tradicionales, lo que llaman lowtech. Esperemos que el nuevo/viejo sistema vasco se extienda; creo que me hará ilusión volver a devolver los cascos, por el planeta... y por sentirme joven otra vez.