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Dice el libro del Génesis en el capítulo 25, en los versículos del 25 al 35 que Isaac, ya mayor, tuvo dos hijos Esaú (el primogénito) y Jacob. A Esaú le gustaba la caza y Jacob era más de andar por casa. Un día Esaú, al volver de la caza, exhausto, vio que Jacob había preparado un delicioso guiso y le pidió que le dejara comer de él. Jacob le exigió que, a cambio, le vendiera al instante su primogenitura. Así lo hizo Esaú y pudo saborear el potaje de lentejas. Añade el Génesis «Así menospreció Esaú la primogenitura».

Un presidente del Gobierno capaz de entregar el orden constitucional y el Estado de derecho a cambio de un plato de lentejas (ser investido) no merece respeto. Pedro Sánchez dice que su investidura es legítima. De esto no hay duda. Pero no es lícita, (justa, permitida por la razón) al pedirle a sus votantes que acepten lo que no llevaba en su programa y que nunca se debatió en campaña electoral.
Tampoco tiene licitud porque las encuestas sucesivas muestran indefectiblemente que cerca de un 50 % de los votantes del PSOE están en contra de la amnistía y un 40 % a favor de nuevas elecciones. Dice Sánchez que su coalición viene respaldada por 12 millones de votos. Puede ser, pero no tiene una mayoría social detrás que respalde sus propuestas.

Es mentira que vaya a encabezar un gobierno de progreso que responde a una mayoría progresista de acuerdo con el voto de los españoles. Ni uno solo de los votantes socialistas pudo pensar que su voto serviría para una amnistía y un acuerdo con Junts porque no estaba en el programa electoral del PSOE. Va a encabezar una coalición de partidos que no respetan la Constitución como marco legal de convivencia.

Ningún gobierno puede sentarse a negociar un referéndum de autodeterminación simplemente porque no cabe en la Constitución. No hay negociación posible. Hay que levantarse de la mesa ante tal exigencia.

Es mentira también decir que el acuerdo de Bruselas es bueno porque supone la vuelta a las instituciones de Junts. Solo hay una vuelta, la de Puigdemont. Huyó en el maletero de un coche y ahora volverá con escolta policial, alfombra roja y soflama en el balcón de la plaza de Sant Jaume. Ya dijo Sánchez que él se comprometía a traer a España al fugitivo Puigdemont para que compareciera ante la justicia. Respecto a lo segundo, cambió de opinión y le amnistió.

Esaú intentó recuperar la primogenitura ante su padre Isaac, pero éste ya había bendecido a Jacob. Consumada la investidura, una vez quebrados los cimientos constitucionales, no habrá quien los devuelva a su estado. Y todo por un plato de lentejas.