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Se disparan las pateras a nuestras costas. La mar en calma, el agua, caliente; poco viento, trayecto seguro. El buen tiempo favorece la aventura en busca de vida. Ese buen tiempo para ellos está mutando en tiempo peligroso para nosotros. No lo digo yo, que basta leer el informe del especialista Joan Carles March, quien afirma que más de la mitad de la población está afectada. Los estudios indican que el aumento de temperatura provoca síntomas de ansiedad, estrés, depresión, afecta a la salud mental y a la violencia de género, con más asesinatos en las olas de calor. Más: el calor podría ocasionar «efectos graves en nuestra salud», que se pueden manifestar como calambres, agotamiento, insolación o hipertermia. También se produce estrés térmico, deshidratación o empeoramiento de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales o trastornos electrolíticos Subraya que las mujeres y los mayores son más sensibles. Vaya panorama. Y lo peor es que el cambio se asienta porque los resúmenes de la Agencia Estatal de Meteorología no dejan lugar a dudas: marzo y abril de este año fueron calificados de ‘muy cálidos’ en Baleares y así seguimos en octubre, con la incertidumbre de que lleguen el frío y las lluvias. Aquello de la astenia primaveral ha derivado en amenaza seria para la salud, especialmente, ay, para mayores. El otoño arranca con furia. Aviso para escépticos: el cambio ya ha llegado, seguimos indefensos y no nos queda ni el recurso de una patera hacia otra tierra con garantías de vida. Triste. Que nadie me hable de buen tiempo cuando no llueva.