TW
0

No es que me disguste del todo vivir en Palma. De hecho, llevo residiendo en Ciutat hace ya sesenta años, pero desde hace ya un cierto tiempo me estoy planteando muy seriamente la posibilidad de iniciar una nueva vida personal y laboral en un lugar distinto, posiblemente incluso fuera de Mallorca. Es cierto que ya tengo una edad, pero también es verdad que siempre acaban surgiendo oportunidades de volver a empezar aquí o allá, ya no solo en otros países o continentes, sino incluso también fuera de nuestro querido planeta. En ese sentido, seguro que muchos de ustedes se deben de acordar aún del fallido proyecto del Mars One, que era una iniciativa privada que preveía establecer una colonia humana permanente en Marte en torno al año 2033. Por desgracia, ese proyecto acabó siendo cancelado, pues la empresa promotora se declaró en bancarrota en 2019. Y digo por desgracia, porque en aquellas fechas yo tenía ya casi decidido apuntarme como posible aspirante a realizar ese viaje al Planeta Rojo, que solo hubiera contado con cuatro únicos astronautas. Supongo que vivir en Marte hubiera tenido, como casi todo en esta vida, sus cosas buenas y sus cosas malas. De hecho, posiblemente la única ventaja real de vivir allí habría sido que, con un poco de suerte, tal vez hubiera surgido la posibilidad de llegar a conocer personalmente a algún auténtico marciano, aunque a veces uno tenga la sensación de que para poder contactar directamente con seres extraterrestres quizás no sea forzosamente necesario tener que salir sí o sí de nuestra querida Palma.