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Este verano han venido muchos turistas, con lo bueno que es eso para la economía de Mallorca y de la inmensa mayoría de la población activa, ya sean trabajadores, autónomos, pymes y grandes empresas. Pero la gente se queja de que hay mucha gente. En realidad, hay gente que siempre se queja, con razón o sin razón, qué más da. También hay quien se queja porque hace mucho calor, como si el mero hecho de decirlo en voz alta, fuese a refrescarle, cuando sucede lo contrario, que él no se alivia y consigue agobiar a los demás, que asienten resignados. Las playas están llenas de turistas tostándose al sol, pero la gente se queja. Los hoteles y restaurantes están trabajando a tope, como antes de la pandemia, pero muchos se quejan. Las empresas no tienen todos los trabajadores necesarios para cubrir sus plantillas, lo que hace que no se pueda dar el servicio deseado, lo que motiva que haya quejas. Los trabajadores no consiguen viviendas dignas y asequibles, por lo que, naturalmente, se quejan. Hay problemas estructurales que el Govern de Marga Prohens debe abordar con valentía y audacia, sin quejarse, porque eso nos faltaría, que también el Govern se queje. Debemos mejorar en gestión, en formación, en innovación, en infraestructuras, en actualizar y modernizar el marco legal. Muchas veces, quejarse no sirve de nada. Por esto todos lo hacemos.