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El verano de 2023 quedará grabado en la memoria por la sublevación inicial del Grupo Wagner contra Putin en junio, seguida del impactante fallecimiento del líder paramilitar en un reciente accidente aéreo. Entre estos acontecimientos, sobresale la cumbre de alto nivel de julio en San Petersburgo, donde Putin y líderes africanos consolidaron alianzas y acuerdos estratégicos. A lo largo de junio, julio y agosto, el eterno triángulo entre África, Putin y Francia se solidifica, dejando a Ucrania al margen. No obstante, la expansión del imperio de Wagner en África enfrenta incertidumbres que abarcan desde la continuidad operativa del grupo hasta el futuro de las relaciones entre Rusia, Francia y los gobiernos africanos.

El trágico accidente que se cobró las vidas de Prigozhin y su teniente Dmitry Utkin no detuvo el avance del Grupo Wagner, según aseguró el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, subrayando su liderazgo en las operaciones paramilitares en África. Sin embargo, la expansión en países como Burkina Faso y Níger enfrenta desafíos bajo el Gobierno ruso. El intento fallido de motín organizado por Prigozhin en junio generó tensiones y cuestionó la estabilidad del grupo paramilitar. Aunque las operaciones en Malí y la República Centroafricana persisten por contratos existentes, la incertidumbre rodea su expansión en otros territorios.

El equilibrio entre Wagner y los gobiernos africanos ha sido delicado. Los líderes malienses aún se refieren a los mercenarios rusos como «instructores», mientras que las autoridades de la República Centroafricana han mantenido una postura ambigua. La nueva situación ha dejado a muchos gobiernos africanos en una posición incómoda, ya que la relación con Wagner no es solo con la compañía en sí, sino también con Rusia. Aunque Prigozhin falte, la influencia rusa en África persistirá. Diversas instituciones rusas se benefician de su presencia y procurarán mantener relaciones. La rivalidad entre Wagner y el GRU (inteligencia militar rusa) podría afectar las relaciones con África. Los interesados en Wagner podrían reconsiderar y evaluar su relación con Moscú. En busca de seguridad, los países africanos encuentran en los grupos mercenarios una alternativa atractiva, ya que otras opciones escasean en este terreno.

El cambio político en las naciones francófonas agudiza los cambios económicos. Burkina Faso y Mali, que albergaban tropas francesas en la lucha antiterrorista, ahora exigen la retirada de soldados franceses. Los golpistas de Níger han dado un ultimátum al embajador francés para que abandone la capital esta semana. Estos países, con Guinea y la República Centroafricana, buscan seguridad rusa sin neocolonialismo. Esta alianza transformada desafía a estados francófonos. Chad y Nigeria son los últimos bastiones franceses en el Sahel. Si caen, Costa de Marfil, Benín, Senegal y Togo intensificarán la presión para distanciarse de París. Francia instauró Françafrique, un sistema neocolonial. Los franceses deberían buscar la humildad en su camino para el aprendizaje de la nueva geopolítica africana.

En resumen, como los compases de la danza rusa Kalinka y el desenfreno del baile francés Cancán, los desafíos internos y externos, así como la demanda de seguridad podría seguir su danza persistente. Aunque Prigozhin ha dejado el escenario, la influencia rusa a través del GRU sigue coreografiando la geopolítica africana.