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Dos noticias estos días, una buena y una mala y ambas en el límite de lo creíble. Una niña, una adolescente española de 16 años, recupera la vista en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa 2023. Fue el día 5 de agosto, cuando terminaba su novena a la Virgen de las Nieves. Se acostó con un porcentaje de visión del 5 % y despertó viéndolo todo por completo. El Señor puede conceder estos deseos llamados milagros porque es el Dueño de todo. El que reparte bienes da la vida, la retira y otorgará la resurrección algún día a quienes la hayan merecido. Dios ordena, sin embargo, no matar y, en estos días, el nieto del muy conocido actor español Sancho Gracia ha confesado en Tailandia haber dado muerte a un cirujano plástico colombiano. Gracia protagonizó, durante años, una serie de televisión titulada Curro Jiménez. La producción cuenta las aventuras de un bandolero que, en las sierras de Andalucía, robaba a los ricos para entregar sus riquezas a los pobres. ¿Se puede, en esta dinámica, llegar a matar y esperar que ello ocurra en total impunidad? No se conoce a ciencia cierta, ni debe conocerse, lo acontecido en Tailandia porque los hechos están siendo investigados por la policía en el país asiático pero una cosa ya está muy clara: los sucesos de Lisboa hablan de un paraíso ya en la Tierra y los de Tailandia han conducido a un hombre joven al infierno. El cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha declarado, con notable desenfado, «si es un fenómeno que tiene explicación científica o no, los médicos lo pueden investigar, pero para ella es una alegría que nadie le puede discutir».