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Uno de los desprecios con que Sánchez ha pretendido castigar al partido que ha ganado las elecciones ha sido el de considerarle un paria político. Aparte de los fascistas de Vox, dice, no tiene a nadie con quien pactar. Lo introduce en el gueto asignado a la extrema derecha y la derecha extrema mientras presume de que el resto de partidos están deseando pactar con él para formar Gobierno. Pero sus socios separatistas lo que pretenden, y no tienen inconveniente en pregonarlo, es socavar el sistema constitucional del 78 hasta conseguir derogarlo, estableciendo de hecho sus propios estados independientes, mientras esperan el momento de abandonar definitivamente España. A eso, su portavoz le llama amar a España. Los otros socios neocomunistas reagrupados en Sumar también coinciden con el objetivo separatista del derecho a decidir, según su programa.

Cualquier partido socialista europeo, tal como lo hizo el propio PSOE de Felipe González en su momento, dejaría que gobernara el partido más votado antes que ponerse en manos de estos partidos desconstitucionales que ponen en peligro los valores democráticos que tanto costó conseguir y quieren romper con las normas de convivencia. Pero a Sánchez no le asaltará ningún reparo ético ni moral a la hora de hacer concesiones que les permitan acercarse al objetivo que persiguen, con tal de que le mantengan en el poder. Si en la anterior legislatura indultó a los sediciosos, cambió a su dictado el Código Penal y puso a los etarras bajo la custodia del Gobierno vasco para que los fuera soltando, por señalar solo lo más destacado de su insidia, ¿qué no hará ahora que cuenta con el apoyo de su partido, además de disponer de un TC que, bajo la égida de Conde Pumpido, será capaz de birlibirloquear y cambalachear todo lo que sea necesario para ahormar el entramado legal a los intereses del líder?

Pues no, el paria, el que está solo en el lado malo de la historia es la izquierda. Quien no tiene con quien pactar, salvo con aquellos que quieren destruir la Constitución y que pretenden dejar el Estado en los huesos, sacarle hasta las entrañas en forma de quitas, deudas históricas y demás zarandajas para luego decirle bye, bye, es el PSOE de Pedro Sánchez.