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La situación de la EMT es un auténtico despropósito, un culebrón sin precedentes y unos gestores incapaces. Al dislate de las frecuencias en varias líneas, la 6 y la 46 por poner dos ejemplos, se une ahora el hecho de tener cinco autobuses ‘verdes’ de hidrógeno paralizados porque carecen de combustible para su puesta en marcha, lo que conlleva una pérdida de 30.000 euros al mes, además de la inversión realizada en su día, algo que nadie tuvo en cuenta a la hora de poner en marcha el proyecto, como tampoco la dejadez que supone que la planta de Lloseta, la que debía suministrar el hidrógeno, lleve cerrada año y medio por un fallo diseño. Y para que no falte nada en este desastre, los socialistas culpan de lo sucedido al nuevo equipo de gobierno de Cort. Acusación va, acusación viene, mientras los ciudadanos se enfrentan a un servicio que se deteriora cada día, diseñado por alguien que no lo ha utilizado en su vida y se ha limitado a dibujar rayas en un mapa, obligando a los usuarios a transbordos constantes y a esperas de hasta 70 minutos.