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He aquí una pregunta muy oportuna en este tiempo de mentiras, inexactitudes y exageraciones, que sin embargo ni sociólogos ni lingüistas han logrado contestar nunca. ¿Exagerar es mentir? No hay acuerdo científico, no se sabe, depende, a veces. Según muchos expertos y como su nombre indica, exagerar es exagerar, y no habiendo intención de engañar sino, precisamente, de exagerar, no es lo mismo que mentir. Otros, igual de expertos, aducen que eso es cierto hasta cierto punto, rebasado el cual las exageraciones se convierten en mentiras mondas y lirondas. Por supuesto, no determinan nunca ese punto, ya porque es imposible, ya por estar sujeto al principio de indeterminación de Heisenberg.

Dejémoslo en que si exageras suficiente, puede que mientas y puede que no. Por lo demás, cuando la Biblia asegura que al principio era el Verbo, no hay duda de que se refiere al verbo exagerar, que es la madre de la literatura, el arte y la historia, la abuela de la cultura y, con una alta probabilidad, la tía abuela de la política. Y qué me dicen de la identidad propia, ese formato del que nos dotamos. Pues que es otra exageración. Políticos, narradores y artistas tienen que ser exagerados por definición, ya que exagerar es la esencia de sus disciplinas. ¡Y los filósofos! Qué exagerados, los filósofos. Todo el mundo lo exagera todo, todo el tiempo, y hasta hay animales exageradísimos, que lo mismo se hacen el muerto (la víctima) al menor roce, que la emprenden a dentelladas con todo lo que se mueve.

Digamos que no mienten, exageran, porque el mero hecho de vivir ya es exagerar, y qué es el pensamiento sino una sucesión de exageraciones. Que por cierto se transmiten a velocidad extraordinaria, muy superior a la del sonido, por lo que todos tenemos el cerebro anegado, si no de mentiras, de exageraciones ajenas, a menudo imposibles de distinguir de las propias. A ver si resulta que el verbo exagerar es impersonal y carece de sujeto, como llover. Pero quizá estoy exagerando un poco, por la costumbre, y no es para tanto. Tal vez esta época no sea especialmente embustera, sino inexacta y exagerada. ¡La exageración digital! ¿Exagerar es mentir? A veces. Inevitable desde luego que es.