TW
4

Cuando oímos hablar de que todos los políticos son iguales, y cuidado porque gran cantidad de gente se lo cree, quizá haga falta un poco de reflexión para darnos cuenta de que lo que en realidad son es opuestos. El Gobierno progresista de coalición ha impulsado una serie de leyes que nos otorgan derechos o defienden los que ya teníamos, como blindar las pensiones. Por el contrario, si lo que este domingo gana las elecciones es el PP, en solitario o con Vox, lo que tendremos no será solo una serie de recortes de nuestros derechos cuando deroguen las leyes promulgadas recientemente, sino de imposiciones, porque con Vox ocupando la Vicepresidencia y el Ministerio de Cultura, o con el actual discurso del PP si gobierna en solitario, lo que vendrá es la censura y la prohibición de iniciativas culturales que no encajen con su forma de pensar.

Y en la educación ocurrirá otro tanto de lo mismo: impondrán un relato interesado de nuestra Historia, de nuestras conquistas y reconquistas, donde los suyos serán los buenos y los demás los malos. Cerrar los puntos violetas es quitar derechos a las mujeres; negar la violencia de género es quitarles el más preciado, el de la vida; retirar banderas de colectivos como el LGTBI es invisibilizarlos y ayudar a que no puedan defenderse del odio que inocularán con sus mensajes y soflamas; recortar la ley del aborto es quitar derechos a las mujeres porque a las mujeres esa ley no las obliga a abortar, pero su derogación sí las obliga a que no puedan hacerlo; derogar las leyes del cambio climático y la transición ecológica no solo nos quita nuestros derechos, también los de nuestras nietas y nietos sin dejarles siquiera la oportunidad de impedir, porque ya será tarde, los efectos de ese calentamiento que tendrán que soportar sí o sí…

Por eso, aceptar que todos los partidos o los políticos son iguales es una aberración que solo beneficia a quienes, con PP y VOX a la cabeza, quieren quitarnos nuestros derechos para imponernos su manera de pensar y de vivir. El peligro es que esa idea ha sido inoculada concienzudamente en la mente de muchos votantes desde muchos medios de comunicación, como lo han sido las mentiras y medias verdades con las que visten su discurso que, para colmo de colmos, encima lleva por bandera la verdad y la libertad. Abramos los ojos, por favor, la libertad no es recortar derechos, sino todo lo contrario y las mentiras no son verdad por mucho que las repitan, aunque lo que sí consigan al hacerlo es que muchos, demasiados, se las crean.