TW
2

No sé qué pasa últimamente que desde mi banco no paran de enviarme todo tipo de encuestas al correo recordándome lo importante que es para ellos mi opinión. Todavía es la hora de que me moleste en contestarles la primera. En mi banco ya deberían estar enterados de que yo cobro por opinar. Que en mi banco puedan dejarse guiar por la opinión de gente que opina gratis móvil en mano sin ningún reparo desde sus casas no es algo que contribuya especialmente a aumentar mi confianza en la manera en que manejan mis cuentas, esto lo tengo que decir.

Lo que es a mí, lo confieso, me importan normalmente una mierda las opiniones de los demás, pero soy lo suficientemente humilde como aplicarme el cuento. Vengo defendiendo desde hace tiempo –no hace falta que me lo agradezcan, ya digo que esto me lo van a pagar–, que todo el mundo debería cobrar por opinar. Da igual si se encuentra ante un ordenador como yo aquí ahora que frente a un par de cervezas como seguramente alguno de ustedes en este mismo momento: uno debería pensárselo dos veces antes de emitir su opinión si no tiene garantizado que se la van a pagar después. A todos nos iría mucho mejor, pueden creerme. Yo mismo, que solo opino por encargo y no estoy aquí para repetir obviedades, a estas alturas me interesa más facturar que sermonear a nadie.