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Esta semana circula por redes sociales un audio con la conversación entre un ultra del FC Barcelona y otro del RCD Espanyol. El primero llama al segundo para amenazarle por invadir el campo el pasado domingo mientras los jugadores del Barça celebraban La Liga en el césped. El diálogo dura unos 10 minutos y pone los pelos de punta. Se trata de dos padres de familia. El del Barça amenaza al otro con apuñalarlo si no se borra un tatuaje de ‘Ultras Español’. El otro intenta escurrir el bulto como puede, alegando que tiene familia. La moda de ser ultra se está yendo de las manos en Europa. Lean el diálogo y verán el punto de locura en el que estamos. Empieza hablando uno que se identifica como miembro de los Boixos Nois.

—Estás metido en un jaleo. Para mí, que saltes al campo a hacer el friki es tu problema. Pero si vas con ‘Ultras Español’ tatuado en el brazo y toda Barcelona te ve, pues ahora te van a arrancar los dientes. Es normal. Por ahora, el tatuaje te lo vas a quitar. Te lo juro por la vida de mis hijos. Si no, donde te vea te voy a apuñalar. O tú a mí. Si tienes una mujer y una familia, no te metas en jaleos. No hagas el idiota. Ahora yo me las tengo que ingeniar para que no te hagan nada.

—Yo no me he metido en ningún follón –responde el ultra del Espanyol.

—No me vendas la moto que has salido en todas las televisiones. ¿Tú eres ultra? ¿Sí o no?

—Yo tengo mis sentimientos… Soy un aficionado del Espanyol.

—No, no. Tú eres ultra y eso no tiene nada que ver con ser un aficionado. A ver si os lo metéis en la cabeza. Ahora, atente a las consecuencias, campeón.

—Si ves los vídeos, no entro en el campo de los primeros. Yo entro para quejarme de la directiva.

—Eso me da igual. Mira, os fuimos a pegar ayer, cuando sois un caramelo. No valéis. El tatuaje te lo vas a borrar. Sí o sí. Te lo estoy diciendo en serio. Porque yo sí que soy un ultra. Soy un ultra del Fútbol Club Barcelona. Yo sí que me pego por el fútbol. A la gente de aquí le suda la polla la policía. Porque la foto que va rulando es la tuya. Te ven con ‘Ultras Espanyol’, en plan hooligan. Y los hooligans van a por hooligans. Otra cosa es que fueras un padre de familia que fueras a La Curva.

—Yo soy padre de familia. Estaba viendo el fútbol con mis hijos.

—Pues te vas a quitar el tatuaje y te dedicas a tu familia. Si no, coges a 20 de tu grupo y solucionamos esto.

Si esta es la conversación entre dos padres de familia, imaginen las de los más jóvenes. El movimiento ultra sigue muy fuerte en toda Europa. Los viajes con el equipo son ahora más frecuentes y cada semana vemos noticias de violencia. El pasado sábado los jugadores y el entrenador del Milán tuvieron que ir a rendir cuentas ante sus ultras en el mismo césped tras perder un partido. A este nivel de control llegan algunos equipos. Revisen dónde se meten sus hijos… o sus padres.