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No entiendo bien el motivo por el cual los mismos que piden el aumento de las penas de la ley del ‘solo sí es sí’ son los mismos que exculpan a unos jugadores de fútbol por agresiones sexuales, sea Dani Alves o los dos futbolistas del Arandina. Es como si por ser futbolista o famoso pudieras estar libre de toda sospecha y encima dar a entender que ellas los provocaron o que, en el caso de la menor de quince años, las relaciones fueron consentidas sin tener en cuenta que a según qué edades no se concibe el derecho de consentir. Ella no podía consentir ni los otros aceptarlo como si tal cosa. Esto es así según la ley y, por lo tanto, esas relaciones sexuales se convierten en una violación y no hay más vuelta de hoja.

Ese sector de la sociedad que exculpa a unos porque tal vez son guapos y famosos y piden aumentos de pena a otros o descalifican y denigran a las mujeres por su vestimenta o comentarios del tipo «La niña esa, sola en un piso con unos chicos, ¿que iba a jugar al parchís?» son los que exigirían pena de muerte si la menor perteneciese a su ámbito familiar. Una ley a la carta de la estrechez de sus pensamientos. Este tipo de gente lo achaca a una locura de su juventud sin comprender que pisotear la juventud de una chica menor de edad no debe considerarse una locura sino, repito, una violación. Ni por ir vestida como fuese, ni por beber o drogarse ni, por supuesto, ir a donde sea con unos chicos se tiene ya el derecho al abuso y la agresión.

Es cuanto menos grotesco que se suela pedir que se aplique la ley con todas las consecuencias y llegado el caso haya una doble vara de medir. Si no se aplicara la ley, se multiplicaría el número de agresiones sexuales porque existiría un precedente, lo cual conllevaría una mayor indefensión a las víctimas. Y lo que tenemos claro desde que lo estudiamos en la Primaria es que el documento nacional de identidad no miente: 15 años, menor de edad. Punto.