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Vivimos una situación extremadamente atípica y, sobre todo, peligrosa para la izquierda de este país. Por primera vez en nuestra historia reciente podría presentarse a unas elecciones generales con la baza de haber gobernado y de haber sacado adelante muchas leyes que suponen un gran avance en derechos. Sin embargo, lo que están transmitiendo de puertas afuera es la sensación de que está peleada y dividida en una lucha de poder. La iniciativa de Yolanda Díaz parecía ilusionante y capaz de aglutinar a todas las fuerzas que están a la izquierda del PSOE. El hecho de que Unidas Podemos no se sumara al acto de presentación de su proyecto es un borrón que mancha tanto al proyecto como a la propia Unidas Podemos. La imagen que llega a la ciudadanía, amplificada por los medios afines al PSOE y los de la caverna, es que la cúpula de Unidas Podemos quiere imponer sus condiciones de forma rígida, autoritaria e intransigente. Sólo quienes están en el meollo pueden conocer lo que de verdad está pasando entre unas formaciones y otras. Desde fuera cuesta entender que no sean capaces de unirse frente a unas elecciones que, con la ley d’Hont, tienen los dados cargados y castigan a las formaciones pequeñas. La división de la izquierda es el mejor regalo de reyes para el PP y para Vox.

Son tiempos en los que debemos fijarnos más en lo que hacen que en lo que dicen. La falta de apoyo de Yolanda Díaz a las ministras de Unidas Podemos en la defensa de la ley del ‘solo sí es sí’ llegando a dejarlas solas en el banco del gobierno en la sesión parlamentaria en la que se discutía esa ley es un hecho, un hecho que dice poco sobre su voluntad real de unir a toda la izquierda. La imagen de las dos ministras totalmente solas en el banco transformado en banquillo en aquella sesión es vergonzosa y no es fácil de olvidar. La exigencia de Unidas Podemos de que constase por escrito el pacto sobre las primarias en Sumar como condición sine qua non para asistir a la presentación del proyecto de Yolanda Díaz tampoco dice mucho sobre la confianza que tienen en ella y en su proyecto. Difícil saber lo que está pasando entre bambalinas. Pero los hechos son tozudos. Si hoy Madrid tiene un alcalde del PP es porque la izquierda se dividió y le puso la alcaldía en bandeja. Si mañana hay un presidente del PP en la Moncloa será exactamente por la misma razón, porque los hechos, además de tozudos, tienden a repetirse. Unas y otras lo saben y tontas no son. Confiemos en que esta vez se empeñen en unirse y no en repetir sus propios errores.