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Están removiendo la arena de la playa de sa Coma para que surja la historia, para comprobar si hay o no fosas y en ellas, restos de republicanos que fueron asesinados por defender la República en el desembarco de la expedición del capitán Bayo.

Esa historia que este misma semana Ramón Tamames, en su moción de censura aliado a la extrema derecha de Vox, solo quiere dejar en manos de los historiadores, en esa actitud que suele argumentar la derecha y extrema derecha cuando quieren que se calle la verdad incómoda. Afortunadamente, esta democracia con sus fracturas y sus desconchones, no está por el olvido. Está por la memoria. La que parece haber perdido quien fuera líder de los comunistas, quien sufrió cárcel por la represión franquista, el mismo que abogó por dar entrada a militares en un gobierno democrático, ese mismo personaje que esta semana hemos visto como un ejemplar de la España casposa que sigue minimizando el asesinato de Lorca y la huida y por ello muerte de Antonio Machado, sí, el poeta que Tamames ha tenido la osadía de incluir en un discurso de mentiras y falsedades y de enaltecimiento de algunos de los valores de la extrema derecha de los Abascales, y de la derecha cobarde, cuyo líder ni aparece por el Congreso de los Diputados, y cuyo partido, el PP se abstiene en la moción de censura por si tuviera que pactar con Vox para alzarse con el gobierno del país.

Sí, Ramón Tamames, el sueño de la razón produce monstruos. En el suyo un egocentrismo de libro, con una actitud de aparente sosiego. Me suelen enternecer las personas mayores, pero no por sus muchos años sino por respeto a una vida que se va yendo, y también confieso que al igual que los niños, no me gustan todas. Usted, Ramón Tamames, me pareció una persona sospechosa, inteligente, sí, ¿y? ¿De qué sirve la inteligencia si se alía a quienes solo se pronuncian desde la mentira, la falsedad, el apoyo a la dictadura franquista y a su credo, a quienes desprecian a los de abajo, a los nadie del mundo, a las personas distintas?

Su tono moderado no oculta un desmedido deseo de poder que ha plasmado esta misma semana en un discurso batiburillo y donde no ha sabido estar a la altura cuando tendría que haber respondido al esfuerzo de la vicepresidenta del Gobierno, a la que solo criticó por ser tan largo, y a los diputados que también contestaron a su moción. Eso es ejercicio democrático, señor Tamames. No ir y quedarse en el banco, que no le corresponde porque nadie le ha votado, y venir a hablar de su libro. Y para acabar de rematar la faena, se pone a mercadear con su discurso. Sí, 4,74 euros. Para leérselo con un «relaxing cup of café con leche».

En el arenal de sa Coma, en el mismo donde pocas semanas después se tumbarán los primeros turistas de la temporada, se excava en esta tierra movediza para que entre luz donde usted y los suyos solo quieren tinieblas.