La vida es breve, pero todo lo demás dura una barbaridad. Se hace muy largo, en cumplimiento del mantra capitalista (capitalismo digital) «lo que sea, pero que sea en cantidad». Todo se eterniza. Las noticias, las crisis, los eventos, los sermones, las obligaciones, las misas mayores, los reproches, los problemas, los discursos, las deudas, la puta actualidad. Esto es bastante normal, ya estamos acostumbrados. A lo que no hay forma de acostumbrarse, es a que los entretenimientos también sean interminables. Sobre todo los cinematográficos. Rara es la peli que no dura dos horas, y más de tres si es una peli con ínfulas. A más ínfulas artísticas, más duración. Nos matan de aburrimiento, con tanta historia de nunca acabar, y no es raro que algunas plataformas, Netflix por ejemplo, destaquen a modo de gancho publicitario «Películas de menos de 1’30 horas».
Entretenimientos interminables
Palma12/03/23 0:29
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