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No hay lugar para el silencio. 800.000 suicidios al año en el mundo; una muerte cada 40 segundos. 4.003 suicidios España en 2021; 11 muertes al día. Y en estos datos no se incluyen las tentativas. 300 víctimas entre 15-29 años; cuarta causa de muerte de jóvenes entre 15 y 19 años. Lo más preocupante: la ideación suicida se registra en edades cada vez más tempranas. La Conselleria de Educación detectó en el curso pasado 414 casos de conductas autolesivas en alumnos de Baleares, un 39 % de alto riesgo. Nadie debería desear morir, pero menos un niño. Cada suicidio evidencia el fracaso de toda la sociedad. No hay tiempo que perder.

El bullying, pervertido aún más como ciberacoso, está detrás de los 200.000 suicidios de jóvenes al año, según la OMS, ONU y Save the Children. En su riguroso informe, la Fundación ANAR revela que las ideaciones o intentos de suicidio de niños han incrementado un 1.779 % y las autolesiones un 5.514 % entre 2009 y 2021. En dos años, de 2019 a 2021, los suicidios de menores de 15 años crecieron un 310 %. Y en 2022 se dispararon los casos. Además hay que sumar las llamadas a otras entidades de ayuda donde profesionales y voluntarios hacen un trabajo impagable.

La semana pasada la realidad nos volvió a golpear. Dos hermanas de 12 años. No aguantaban el desprecio y los insultos de sus compañeros. Hay que hablar de los suicidios, pero también del hostigamiento que sufren muchos menores, tantas veces de verdugos infantiles. La prevención. Esa es la palabra mágica. El apoyo en salud mental. Pero hay que plantearse urgentemente que no sólo las víctimas necesitan terapia. También los que son capaces de infligir sufrimiento sin compasión creyéndose fuertes y dignos, riéndose de los que creen débiles. Los colegios y las familias deben estar muy atentos y jamás disculpar el maltrato. Demasiada violencia explícita por múltiples canales.

No hay lugar para el silencio. Tampoco para los medios, que pueden ayudar en la prevención. Así lo pide la OMS desde el año 2000. Tradicionalmente el periodismo responsable ha asumido la recomendación de no informar para evitar la imitación o efecto Werther. Las cifras nos exigen hablar, pero siguiendo las directrices de los expertos. Sólo así se podrá lograr el efecto Papageno. La Asociación de Periodistas de Baleares (APIB), el Teléfono de la Esperanza y el Colegio Oficial de Psicología elaboraron en 2018 un código ético para orientar a los medios. Es imprescindible que lo sigan. El sábado pasado hubo otro suicidio en Palma y el tratamiento mediático fue muy pernicioso. Seguiremos insistiendo desde CESAG y APIB. Pero es imprescindible también que la sociedad sea responsable. Es muy preocupante que la gente se agolpara como si fuese una atracción turística.

Un problema adicional es que ningún código incluye consejos para tratar el suicidio en las redes sociales, y menos en las de los medios. E Internet y las redes son el pozo más negro del suicidio, tanto para víctimas como instigadores, y en ese ecosistema de intercambio libre de información es muy importante también la responsabilidad de todos los usuarios.