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Se ve que como Feijóo no dispone del tiempo que quisiera para sus intervenciones en el Senado, o para sus acrimonias contra el presidente del Gobierno, prefiere ir al grano, pero el otro día puede que se pasara algo en la expresión sintética de la esencia de su pensamiento: en España está la gente de bien, que es a la que él y su partido representa y defiende, y la gente de mal, que aunque no concretó cuál era, se deduce que el resto, particularmente la que representa y defiende el actual ejecutivo. Esto de la gente de bien pondría un poco los pelos de punta a cualquiera si hubiera sido otro, y no Alberto Núñez Feijóo, el que lo dijera, pero al haberlo dicho éste, que lo mismo pudiera en un futuro no muy lejano presidir un gobierno de coalición con la ultraderecha nostálgica, pone los pelos de punta. En su eterno retorno, la derecha patria vuelve no solo a hablar de buenos y malos españoles, sino a establecer y señalar quiénes son éstos últimos, pues se da por entendido que los otros, los buenos, son los suyos.

«¡Deje ya de molestar a la gente de bien!», espetó Feijóo a Pedro Sánchez tras desgranar las cosas horribles que, a su entender, su gobierno hace, aunque más ligado a la Ley Trans, esa que, por cierto, a muchos de los malos españoles tampoco les hace mucha gracia, sobre todo a las malas españolas feministas de veras. Se hablaba de becas y del mayor aporte de la historia que se va a hacer de ellas para que los pobres puedan estudiar, de las ayudas sociales, de las subidas de las pensiones y del salario mínimo, de las medidas para enjugar en algo la inflación, del impuesto a la banca y a las grandes corporaciones sobre los beneficios extra obtenidos mientras el común se empobrecía, y fue después de todo esto cuando Feijóo ya no pudo más y fue al grano: «¡Deje ya de molestar a la gente de bien!»

La cosa no iría más allá del típico calentón senatorial, si no fuera porque, además de desvelar nítidamente su pensamiento, exhuma el espantajo terrible de los buenos y los malos españoles que tanto daño hizo siempre a la nación.