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Con los años, uno cree haberlo visto todo. Craso error, siempre hay motivos para la sorpresa. La última ha corrido a cargo de Més, que ha contratado los servicios de una supongo que afamada asesora de imagen catalana, Marta Pontnou, para convencer a sus dirigentes de que deben vestir de acuerdo al cargo y en consonancia con el evento al que asisten. Vamos, que a los ecosoberanistas que pululan por las instituciones hay que ilustrarles sobre el dress code social más básico para que sepan que el uniforme de las espardenyes y la senalla es más adecuado para ir a la playa que para asistir a un pleno. Visto desde la distancia, las intenciones del secretario general de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia, me parecen ofensivas para sus correligionarios, los cuales siempre han mostrado un respeto y decoro en sus apariciones públicas que hacían innecesaria la contratación de Pontnou.

El punto de partida de Més, el PSM, siempre estuvo alejado del ruralismo falso que siempre se le ha querido atribuir. Es más, era excepcional ver en modo casual a Sebastià Serra, Mateu Morro o Pere Sampol, por citar algunos ejemplos. La procedencia funcionarial o universitaria de los socios fundadores del Partit Socialista de Mallorca les hacía incompatibles con la vulgaridad. Entonces, a los políticos no había que recordarles ningún dress code, ya venía de fábrica. Los tiempos cambian.

Eso de recurrir a asesores externos, me refiero a alejados de las Islas, no es una práctica nueva entre la clase política balear. Todos, y siempre, han resultado un fracaso. El último que recuerdo es el de Alfonso Ibáñez, contratado por el inefable eurodiputado de Cs y expresidente balear José Ramón Bauzá. Ambos trabajaron juntos entre enero de 2010 y septiembre de 2011. Los resultados a la vista están: Cero. Unió Mallorquina también fichó, décadas atrás, a un asesor de estos cuyo nombre ya no logro recordar, pero que estaba más interesado en los caucus presidenciales de Estados Unidos que en lograr que Esteve Siquier se hiciese con la Alcaldía palmesana.

Un sociólogo podrá explicar con detalle las razones por las que esquemas que funcionan con éxito en otros lugares aquí fracasan de manera estrepitosa, y no sólo ocurre en la política. El humor mallorquín es bastante incomprendido en el exterior, por citar un ejemplo. Lo de fuera siempre ha ejercido una extraña atracción. Carlos García Delgado, Guy de Forestier, puede que nos dé las últimas claves de este extraño comportamiento.

¿Hay Gobierno?

El comportamiento de los dos socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, a cuenta de la reforma de la ley de ‘sólo sí es sí’ obliga a preguntarse qué función ejerce el presidente Pedro Sánchez y hasta dónde considera que puede llegar el demencial espectáculo que se está ofreciendo. La convocatoria del 28-M ha desatado una auténtica guerra sin cuartel en la izquierda española que puede acabar provocando su caída, me sorprendería que el electorado progresista no castigue este auténtico guirigay para resolver un problema tan dramático y urgente como el que está sobre la mesa. Hablar de indignación ya es poco.