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A quién se le habrá ocurrido la genial idea de reciclar los contenedores para convertirlos en viviendas. Supongo que a alguien que promueve el reciclaje excéntrico o a un ecologista marsupial o a un anticapitalista sistémico. Aunque, la verdad, no tengo muy claro que los depositarios de tonelaje utilizados para el transporte lleguen a ser tan confortables como lo es la idea de casa que tenemos en las sociedades occidentales. Quizás todo sea cuestión de cambiar la idea de hogar para convertirla en alojamiento. Puesto que el alojamiento, además de sustantivo lo podemos utilizar como verbo, para alojar cosas o personas. Entonces sí, los contenedores se pueden convertir en los mejores escenarios para depositar al personal.

En Baleares, nuestro conseller de Mobilitat i Vivienda, ya ha dicho que el problema de la vivienda que padecemos no contempla como solución el recurso a los contenedores. Claro que tampoco parece contemplar otras soluciones. En cualquier caso, no veo al personal durmiendo en palés de metal apilados en alguna zona portuaria. Como tampoco veo los contenedores como residencia vacacional.

El problema de la vivienda en Baleares tiene que ver con el turismo, con la inmigración y con el control a la construcción de nuevas viviendas. Si la población aumenta y este aumento es considerable, nuestros nuevos vecinos tendrán que dormir en algún sitio. Por suerte, los capitalistas de Podemos proponen crear una inmobiliaria pública de alquiler para convertirse en empresarios del sector inmobiliario y, de paso, hacerse con el control sobre el dinero público. Lo que no dicen es de dónde van a sacar esa oferta inmobiliaria pública para alquilar. Tal vez, además de empresarios del alquiler, quieran ser también empresarios de la construcción. Curiosa contradicción ideológica.