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El decisivo diputado de Formentera volverá a tener mucho peso en la próxima configuración del Parlament tras las elecciones. La encuesta publicada este fin de semana confirma que hay un empate entre la izquierda y la derecha (damos por hecho que el PI apoyaría a Armengol en una sesión de investidura) y que cualquier aspecto puede ser determinante durante la campaña electoral. Sigue siendo un interrogante, al menos para mí, el efecto que tendrá el desgaste en las autonómicas y municipales la gestión de Sánchez, un presidente que no puede moverse sin recibir abucheos. Igual a Armengol le interesa que no se acerque con su Falcon a Balears en mayo de este año. También tengo mis dudas sobre las consecuencias que tendrá la nefasta gestión realizada por el gobierno de Hila durante esta legislatura, que según la encuesta publicada el lunes apenas recibe un castigo electoral. En Menorca parece segura una victoria de la izquierda, mientras en Ibiza todo parece indicar que la distancia entre el PP y el PSOE va a ampliarse con algún diputado más para los populares. Tampoco ayuda para los socialistas que presenten al Consell a Josep Marí ‘Agustinet’, un político que lleva tres décadas entre una institución y otra y cuya gestión en la Conselleria de Mobilitat le ha perjudicado en sus aspiraciones de ganarle a Vicent Marí.

Por lo tanto, y ante este hipotético empate, volvamos a fijarnos en Formentera, donde durante muchas legislaturas se elegía al diputado más decisivo, o al más deseado por el reducido número de votos que separaban a la opción de izquierdas y la de derechas. La encuesta del IBES arrojaba un empate entre Gent per Formentera y sa Unió, la coalición de centroderecha de la isla. Todo está por decidir en la Pitiusa menor, donde precisamente no se ha vivido una legislatura nada tranquila por la acción de gobierno en el Consell de Formentera, donde gobiernan PSOE y Gent per Formentera. La coalición de izquierdas ha vivido algunas polémicas, pero la más importante ha sido la concesión de los chiringuitos de playa, que provocó una protesta muy concurrida de aquellas familias que perdían sus negocios. Aquella movilización obligó al Consell a suspender el procedimiento, pero familias que levantaron sus negocios turísticos hace cuatro o cinco décadas se sienten ahora muy amenazadas por las empresas foráneas. La aplicación de la ley de costas puede ser otro aspecto que tendrá consecuencias electorales en Formentera, donde haría mal la izquierda en dar por hecho que revalidará el diputado de hace cuatro años. Ahora más que nunca la opción de centroderecha es una amenaza real tanto para las formaciones políticas de Formentera como para la propia Armengol, cuyo futuro depende mucho de lo que pase en las Pitiusas.