TW
0

El comentario del casi seguro candidato de Vox al Ajuntament de Palma, el general Fulgencio Coll, sobre la contratación del grupo Antònia Font para que actúe en las próximas fiestas de Sant Sebastià confirma que él, y su partido, han entrado en una realidad paralela. Puede criticarse, y con razón, el abono del desmesurado caché –unos 120.000 euros para una única actuación– que se abonará con cargo a los fondos municipales con el solo pretexto de que dentro de unos meses hay elecciones a Cort. Sin embargo, esta circunstancia no justifica el desmerecer el éxito de la banda mallorquina por el mero hecho de que canta en catalán. El comentario confirma la desconexión de la derecha más radical con la sociedad a la que dice querer servir y ante la que, mal que les pese, ha quedado en ridículo. Antònia Font tiene ya piezas icónicas para toda una generación de seguidores, un aspecto que debe en todo caso respetarse con independencia de la clave electoralista –desde mi punto de vista– que enmarca su contratación. Mi voto queda a cambio de un concierto de Carlos Santana.

No crean que sólo Coll vive en un mundo onírico. El otro día, la vicepresidenta primera del Parlament, Gloria Santiago, anunciaba en sus redes el inicio de un viaje institucional al Sahara para visitar los campamentos de refugiados saharauis. En el vídeo que publicó en las redes sociales, la política de Unidas Podemos recalcó que ella también transmitiría al pueblo saharaui todo el apoyo de su partido; comentario que casa poco con el carácter institucional de la visita ya que se entiende que el periplo por el desierto lo vamos a pagar todos los ciudadanos. Así entiende Santiago su papel en la Cámara autonómica que representa la soberanía del pueblo balear. Por supuesto, en su perorata envía el correspondiente zasca a sus socios del PSOE por el abandono de la causa del pueblo saharahui ante Marruecos y el mundo. Lo de estar en misa y repicando caracteriza a los podemitas, carecen del más mínimo sentido de la lealtad; otros que viven en la quinta dimensión y para los que, según las encuestas, les espera un severo varapalo en los próximos comicios primaverales.

Lo de Cataluña y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es algo similar. Desde La Moncloa se insiste en que el paquete de rebajas penales –indulto, sedición y corrupción– ha desactivado las ansias independentistas en Cataluña, extremo que desmienten con insistencia desde el Govern de la Generalitat por activa y por pasiva. Me da que Sánchez también forma parte de ese colectivo de políticos que amolda su visión del universo a sus intereses y que mienten quienes le contradicen. La economía española va como un tiro según la versión oficial, pero la inflación en los productos básicos de la cesta de la compra es insostenible. Un ejemplo entre otros muchos.

Conflictos electorales. Baleares lidera la lista de comunidades que mejor remunera las guardias de sus sanitarios, otro milagro electoral que evita figurar entre los territorios amenazados por las huelgas y movilizaciones de un sector tan delicado como el de la sanidad. Sin embargo, el presidente del Sindicato Médico, Miguel Lázaro, advertía que el fondo del conflicto sigue sin resolverse: la falta de profesionales. Tomen nota.