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Esta debe ser la tercera vez que el Govern habla de poner un tranvía que enlace Palma con el aeropuerto. Nunca antes se hizo caso a este anuncio, pero ahora hay mucha gente que se lo toma en serio. De hecho, Madrid ya nos ha dado 20 millones, y con este dinero se pueden instalar vallas y hacer muchas zanjas. Pero, ¿es el tranvía la solución? Nuestra experiencia con los tranvías se remonta a finales del siglo XIX. Funcionaron hasta la década de 1940, cuando todas las conexiones fueron clausuradas porque mantenerlas era una ruina. Además, los convoyes dificultaban el tráfico urbano y los autobuses les ganaban todas las carreras. Fue un fracaso a pesar de que personas tan audaces como el notario José Socias Gradolí o el fundador de La Última Hora, José Tous Ferrer, se pusieron al frente de la compañía. Con estos antecedentes, lo correcto sería olvidarse de los tranvías y pensar en un metro. Mallorca tiene cerca de un millón de habitantes que giran en torno a la capital, en cuya área metropolitana reside la mitad de una población que va en aumento. En temporada alta, estas cifras superan a las de Bilbao y el Gran Bilbao, donde se han culminado 50 kilómetros de vías y 49 estaciones en 30 años. Pero nosotros llegamos tarde, así que el Govern y sus técnicos comparten la visión de los palmesanos decimonónicos: hay que construir tranvías. Y por dos razones: porque no hay dinero para el metro y porque su idea es quitar coches. El tráfico será restringido de las Avenidas hacia el centro de Palma. Esto también pasará en otras áreas urbanas del municipio. De ese modo, los tranvías ya no molestarán a los vecinos ni a los coches, ni perderán carreras. Así se entiende todo.