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Hay cosas tan absurdas, que para quitárselas de encima sólo cabe regalarlas al primer incauto. De ahí que exista toda una industria, tiendas especializadas y departamentos en los grandes almacenes, sólo para objetos de regalo. Es decir, cosas pensadas, diseñadas y fabricadas sin otro objeto que ser regaladas. Porque a casi nadie le interesan para sí mismo, como esos patitos amarillos de goma o el famoso exprimidor de Philippe Starck, que es una araña a punto de saltarte a la cara. No siempre fue así, porque históricamente la cortesía del regalo no existía, y cuando alguien regalaba algo a alguien (un anillo de boda, por ejemplo, o un simple ramo de peonías), su intención era cobrárselo pronto, y con intereses de usura. Aceptar un regalo era jugarse el tipo; había pocos regalos de regalo. Razón por la que todos hemos oído mil veces la frase, típica de abuelos y abuelas con más experiencia que esperanza de vida, «Aquí nadie regala nada». Que unida al orgullo jactancioso con el que cualquier triunfador en lo suyo nos informa «A mí nadie me ha regalado nada», como si ese fuera el mayor de los méritos, da idea de qué entiende la gente por regalo. La expresión ‘regalo envenenado’ va en el mismo sentido, así como las más resignadas ‘menudo regalito’, o ‘qué cabrón’. Todo esto viene a cuento, naturalmente, porque hoy 6 de enero es la fiesta de los regalos, preferentemente a los niños que son los que menos se pueden defender, y algún genio inventó los juguetes educativos. Un genio, pero de los adocenados, de los que hay a millares, lo que explica su éxito comercial. ¡Educar a los niños mientras ellos creen estar jugando! Qué estafa. Como ven, siempre acaba saliendo la palabra estafa cuando se habla de regalos. Quizá les interese saber cómo evitarla en este día tan señalado, aparte de no caer en la bajeza pedagógica del juguete educativo. Hay una regla general. No regalar regalos de regalo; las tonterías ya las adquiere cualquiera por sí mismo. Regale cosas que nunca se regalan, sin exigir nada a cambio. Un poco de decencia, por favor. Vituallas, herramientas, linternas por si llega el fin del mundo, libros inútiles. Los beneficiarios lo agradecerán. Y si no, es igual.