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Jesús prometió a San Pedro: «El día llegará en que otros te ceñirán el cinturón y serás llevado a donde no quieres ir» esa es la promesa de Jesús para su apóstol Pedro y el lamento de Joseph Ratzinger nada más aceptar el encargo de sus compañeros cardenales Mi elección demuestra que Dios se sabe servir de instrumentos insuficientes para cumplir su misión. Tres grandes cruces le fueron impuestas: El escándalo de la banca vaticana, que resolvió saneándola. Los abusos de consagrados que resolvió con la expulsión de cientos de sacerdotes. La tercera sigue pendiente: el camino sinodal alemán por el que la crisis permanece abierta. Su tremenda lucidez e inteligencia lo convirtieron en el mayor pensador del s. XX mostrando cómo Fe y Ciencia no solo no se oponen sino que se complementan. En su discurso ante el Parlamento alemán destacó la importancia del Derecho Natural, un derecho según el cual el bien y el mal están escritos en todas las conciencias. Estructuró la doctrina católica cuyo Catecismo puso al día, consagró el templo de la Sagrada Familia, en Barcelona y se fue de este mundo diciendo: «Jesus, Ich Liebe Dich, Señor, te amo». ¿Le preguntó el Señor, a la puerta del cielo «¿me amas?» No se sabe pero no me extrañaría. El Señor es el Creador y lo sabe todo pero también tiene sentido del humor y le gusta que le digan «Ich Liebe Dich».