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La discoteca Waka, en Sant Quirze del Vallés, vuelve a estar en el centro del huracán cuando no debería ser así: hace tiempo que alguien debería haber ordenado el cierre definitivo. El último escándalo viene motivado por la difusión de un vídeo en el que una chica de dieciséis años le practica una felación a otro chico menor de edad en medio de la pista. La chica no recuerda nada, así que seguramente alguien la drogó. Es escandalosa y delictiva la difusión del vídeo y también lo es el hecho que la discoteca permita (una vez más) el consumo de drogas en su establecimiento y conductas denigrantes y punibles que se ceban en ambos menores, y muy especialmente en la chica. Lo sorprendente es que esta discoteca, que ha protagonizado numerosos incidentes en los últimos tiempos continúe abierta y que nadie, absolutamente nadie, separase a la menor, la protegiese y hostiase a todos los que grababan.