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Ya sabíamos, por el viejo refranero, que «dos que se acuestan en el mismo colchón se vuelven de la misma condición». Y ha habido tantas siestas, tantos días y tantas noches, en las que Pedro I, El Mentiroso, se ha encamado con los comunistas y secesionistas, que el PSOE ya actúa con un estalinismo de libro. El buen estalinista echa mano de la purga en cuando alguien le lleva la contraria, y ya se veía venir que Joaquín Leguina, el socialista más votado en Madrid, no se parecía en nada a esos diputados socialistas que proclaman lo satisfechos que están de votar contra la sedición, y lo bueno que será para sus votantes de Aragón, de Canarias, de Castilla Mancha, etcétera, que los secesionistas catalanes reciban un trato de favor, y se reformen las leyes para que puedan volver a intentarlo.

Luego está lo de las comparaciones, que siempre resultan odiosas. De un lado, Pedro Sánchez, doctor en Economía, por una tesis doctoral que apesta a copia, y por la que Federico Jiménez Losantos la califica, en lugar de «sobresaliente cum laude», de sobresaliente cum «fraude». De otro, Joaquín Leguina, doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y, con otra tesis diferente, doctor también en Economía por la Universidad de la Sorbona de París.

La brillante vida laboral de Leguina, en España y en organismos internacionales, no tiene nada que ver con la del totalitario secretario general del PSOE. Y, encima, Joaquín Leguina no se calla, cuando el PSOE aparece casi todos los días con el pijama que se ha puesto para encamarse con comunistas y secesionistas. En el rebaño pastueño del PSOE, todos felices de formar parte del nuevo Frente Popular, sobraba Joaquín Leguina. La disciplina, el halago al líder y la sumisión al gran timonel y mentiroso, no son para una persona de la capacidad, de la inteligencia y del sentido de la libertad de Joaquín Leguina.