TW
1

Cada día que pasa me convenzo más de que el márketing es lo que verdaderamente mueve el mundo ahora mismo. Olvídate del dinero, del poder y del amor. Eso son solo ganancias colaterales: el motor es la propaganda. ¿Alguien recuerda cómo estábamos en agosto de 2020? ¡Aterrados! Absolutamente. El virus avanzaba imparable por el mundo dejando tras de sí un reguero de muertes, enfermedad y, sobre todo, miedo. Muchísimo miedo. Nos inundaron de mascarillas, geles, encierros, distancias, soledad y la promesa de una vacuna efectiva.

Los noticieros eran, día y noche, sin descanso, una crónica del apocalipsis. Y nosotros, a callar, a obedecer, a rezar los que todavía creen que hay alguna ayuda superior que pueda salvarles. Avancemos doce meses Agosto de 2021, una tímida apertura –sobre todo turística, porque las arcas no permitían un año más de sequía económica– con exhaustivos controles en hoteles y aeropuertos. El show debía continuar, a pesar de todo. Ahora, dos años después de aquel primer verano COVID, podemos echar la vista atrás y pensar que esto está superado. ¿Verdad que sí? ¿Cuántos minutos dedica el Telediario a hablar de la pandemia?

¡Tenemos a Ucrania, la crisis del gas, el nuevo apocalipsis a la vuelta de la esquina! Detrás del márketing, de la manipulación de masas, de los intereses creados, están los datos. Esos que son la materia prima del periodismo. O eso se suponía. Así que echemos un ojo a un dato relevante: las muertes provocadas por la COVID-19 en agosto de 2020, en agosto de 2021 y en agosto de 2022 en España: 2.986; 2.829 y 2.091. ¿Tan distinta es la situación? Han bajado las muertes, pero sigue habiendo muchas. Ya no interesan. El foco del terror es ahora otro.