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Hace siete años que no publico ningún libro. Para la mayoría de la gente este dato puede ser anecdótico, poco importante. Para mi no lo es. Durante este tiempo, han pasado muchas cosas y algunas han sido duras. No ha sido un camino fácil. Quién dijo que la vida lo es? El ‘siete’ es un número mágico según los antiguos sabios. Lo encontramos repetido en leyendas, cuentos, parábolas… incluso aparece en símbolos religiosos. Han pasado siete años desde que publiqué mi última novela, y estoy a las puertas de volver. Debería alegrarme y por supuesto que me hace ilusión. Yo diría que ilusión y vértigo a partes iguales.

Para empezar no soy la misma. Mi vida y mi mundo han cambiado en todo este tiempo. Perdura el afán de explicar historias, la voluntad de crear mundos y de habitarlos con personajes que ya forman parte de mi existencia. Es curioso cómo los seres que creamos literariamente llegan a participar en nuestro día a día. Les conocemos, intuimos sus reacciones, e incluso a veces nos sorprenden. Nos enamoran o despiertan nuestro rechazo. A la vez, curiosas complejidades de la escritura, cada uno de esos personajes es quien los ha inventado. O, como mínimo, hay algo de nosotros en cada uno de ellos.

Por tanto, yo soy Eva, soy Chiara, Nura, Cassandra, Julia… y soy Helena. Pero también soy Ferran, Adrià, Toni, Aquiles, Menelao, Héctor y Paris. Todos estamos hechos de los mismos miedos, dudas, contradicciones y ansias. Me gustaría que mis lectores sintiesen lo mismo. Me gustaría que, en mayor o menor medida, encontrasen fragmentos propios en la historia que cuento: pensamientos, sueños y deseos plasmados en las vicisitudes de mis personajes. Quisiera que los viesen de carne y huesos. Sería fantástico que encontrasen en sus emociones un reflejo de emociones vividas, que hallaran en sus palabras el eco de frases no dichas, pero imaginadas.
La novela nacerá para el público el próximo septiembre. Se titula Todos los nombres de Helena. Forma parte de la aventura de mi vida.