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El filósofo catalán Jaume Balmes (1810-1848) escribió: «Los hombres grandes son sencillos; los mediocres, ampulosos». La grandeza de ánimo va unida a la sencillez. La mediocridad, en cambio, es siempre ampulosa.

Las personas grandes son humildes, sencillas y sensatas. Las personas mediocres, en cambio, son ampulosas y, a veces, orgullosas. La soberbia casa muy bien con la mediocridad.

La diferencia entre grandeza y mediocridad es abismal. La grandeza de espíritu va unida a la sencillez. La mediocridad, en cambio, es ampulosa. Parece una gran paradoja, pero es una realidad palpable en la vida diaria y en todo nuestro entorno. Lo comprobamos una y mil veces en la realidad cotidiana.

Optemos por la grandeza de espíritu y rechacemos la vulgar mediocridad ampulosa que nos empequeñece.