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A excepción de algunos masoquistas, entre los que me cuento, pocos mallorquines habrán perdido el tiempo en contrastar la acción de gobierno del Pacte en el Consell con sus cacareados Acords per Mallorca con los que sus socios iniciaron la legislatura. La verdad es que no tiene desperdicio una lectura atenta del documento suscrito en su día en los jardines de Raixa con pompa y boato, como mínimo impropia de la idiosincrasia de los firmantes. Uno de los capítulos que evidencian la importancia que partidos como Més o Podem dan a la palabra dada a los ciudadanos es, precisamente, el de la movilidad.

En días pasados se anunció que el conseller Iván Sevillano descabalgaba 26 acciones previstas en el plan de carreteras, algo que se quiso encubrir de gesto en favor de la ecología y toda la salmodia propia de este personal, pero que en definitiva suponía una confesión en toda regla de una realidad incontrovertible: Sevillano está a los pies de Més y para ello, si es preciso, se pasa por salva sea la parte sus compromisos postelectorales de gobierno.

Ya hice mención el pasado jueves a la eliminación de la ronda de Sencelles y el drama que supone para sus vecinos. Pues en Petra sucede más o menos lo mismo, solo que allí sí había un proyecto de ronda urbana diseñado por Mobilitat, que contaba con financiación del Consell y que, si Dios no lo remedia, se va a perder. La pregunta lógica es por qué entonces no se acomete tal proyecto y la respuesta, una vez más, es porque Més bloquea incluso las acciones de sus socios de gobierno en ejecución de los pactos.

Incapaces de dar la más mínima respuesta a esta necesidad durante los largos años en los que econada gobernaron el municipio petrer, ahora se oponen a cualquier alternativa –incluso a la diseñada por Sevillano– porque, como todos ya sabíamos, en la dirigencia de Més predomina la voluntad de entorpecer la labor de gobierno de los demás sobre cualquier otra. Probablemente, lo que buscan es ocultar su absoluta inoperancia. Si los demás no consiguen hacer nada, así se nota menos que no servimos para gobernarnos ni siquiera a nosotros mismos. Todo esto no dejaría de ser un episodio más del gallinero en que se han convertido los pactes en Cort, Consell y Govern, si no fuera por un pequeño detalle.

Cuando Més bloquea proyectos como el de la ronda urbana de Petra y otros por el estilo, se está orinando a gusto sobre el bonito panfleto de los acords de Raixa, porque, literalmente, estos señalan lo siguiente en su punto 73: «Substituirem les rondes interurbanes per rondes urbanes». Costitx ya vivió una movilización ecoprogre en la pasada legislatura contra una ronda urbana cuya ejecución ha sido todo un éxito y que hoy no discuten ni siquiera aquellos que la combatían con argumentos que producen sonrojo a quien tenga dos dedos de frente, convenientemente aderezados por las proclamas apocalípticas del GOB.

La moraleja a esta conjura de necios es que habrá que esperar otra legislatura a que otro gobierno –y esperemos que no sea una nueva ensalada de perroflautas– diseñe y, por fin, ejecute un plan de movilidad que dé solución a las necesidades de los ciudadanos en lugar de intentar, como siempre, domesticarlos con la infumable doctrina que emana de los ayatolás de Més y Podem.