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El seguidismo de Francina Armengol al plan de ahorro energético del Gobierno es digno de estudio. Su sumisión a Sánchez es impropia de una presidenta de Balears porque este decreto, tal y resaltan expertos en Derecho, invade competencias autonómicas. Esto, de entrada, ya lo convierte en inconstitucional. Parece que a ella esto le da igual porque, sin analizar las medidas y hacer un estudio de lo que van a suponer para las Islas, ha decidido ponerse de rodillas, obviando las características propias de esta Comunidad Autónoma, sin buscar alternativas que permitan ahorrar tanto o más, pero perjudicando lo menos posible a los afectados que, por si no lo saben, son los primeros que quieren reducir su factura de la luz. Pero no, hay que hacer el caldo gordo al presidente de España porque es socialista y no quiere estar a mal con él, asumiendo todas sus propuestas sin pestañear. Mientras, los edificios se apagan, el aire acondicionado se sube y se habla de sanciones que saben que jamás van a cobrar, pero lo importante es tener contento al líder.