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Podemos irrumpió en la escena política bajo la pancarta del «gobierno de la gente» y, como tal, intenta mirar un poquito hacia el suelo, la calle, el mundo en el que habitamos la mayoría. Son conscientes de que el mayor problema que encuentra «la gente» aquí es acceder a una vivienda y exigen al Govern soluciones ya. Probablemente cien de cada cien personas estarán de acuerdo en esto. El problema viene en el «cómo». La respuesta rápida y obvia es que el Govern construya vivienda pública de una vez. Miles de pisos que podrían tener precios asequibles. Pero eso, en un lugar donde el suelo vale oro y es escaso, es complicado. Además, ¿a qué llamamos asequible? Las personas que conozco que no alcanzan a tener vivienda no serían capaces de asumir ni 50.000 euros por un piso y ningún banco les concedería una hipoteca porque apenas trabajan la mitad del año. Si escarbamos un poquito veremos dónde está realmente el problema. No es la vivienda (Podemos dice que hay en Balears 70.000 pisos vacíos, ignoro si el dato es comprobable). Es el nivel y la calidad de vida. Antaño aquí se vivía bien, había una gran calidad de vida, propiciada por los precios baratos, el buen clima y la proverbial tranquilidad del pueblo mallorquín. Eso terminó hace lustros. A medida que han subido los precios, nos castiga el cambio climático y se acabó la calma porque está todo siempre lleno de gente sudorosa y ruidosa, la calidad de vida se ha ido por el sumidero y, a cambio, tenemos un gran nivel de vida. Esto es, todo carísimo. ¿La solución? Subir salarios y garantizar estabilidad en el empleo. Así cualquier propietario estará encantado de alquilar. Pero, claro, eso es lo realmente difícil. Construir edificios es mucho más sencillo.